Montoro

Guerra abierta entre Montoro y el Ministerio de Cultura

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha sido la pesadilla del Departamento de Cultura «a lo largo de los últimos cuatro años. La constante batalla de los recortes, la negativa a reducir el IVA para los espectáculos y la oposición a que desde la secretaría de Estado se sacara adelante una Ley de Mecenazgo acorde con los tiempos han tensado hasta el infinito las relaciones entre ambos dentro del Gobierno», dicen Jesús Ruiz Mantilla y Jesús Sérvulo González. Así que «incluso en funciones, la guerra que ha marcado los últimos años entre el Ministerio de Cultura y el de Hacienda, sigue su curso». Esta vez, se ha bloqueado el dinero que debería ir destinado al premio Cervantes y los premios nacionales.

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En el fondo no es ninguna sorpresa, como sí lo fue en cambio el concierto de Izal en el Barclaycard Center de Madrid, una actuación con la que daban a conocer el fin de gira de su disco ‘Copacabana’ y las ocho fechas de los últimos directos del grupo indie antes de apartarse de los escenarios para preparar su nuevo álbum de estudio.

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Para los fans del grupo ese fue sin duda un día memorable, puede que para algunos fuera incluso histórico, un calificativo que también con toda seguridad muchos catalanes atribuirán a la noche del 14 de junio de 1991, cuando Sopa de Cabra, Els Pets, Sau y Sangtraït actuaron en el Palau Sant Jordi de Barcelona. «Hablamos de un imaginario, el del ‘rock català’, que, como suele suceder con todo movimiento, fue castigado con el severo rechazo de la siguiente quinta», dice Jordi Bianciotto.

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Pero todos merecemos una segunda oportunidad, como la que el periodista Víctor Lenore, según dice, le ha dado a Ismael Serrano, a quien durante años detestó profundamente. «Yo era hípster talibán y acudía a sus recitales por ‘imperativo profesional’, como la izquierda ‘abertzale’ jura la Constitución española. Ponía verde al cantautor de Vallecas por lo previsible de sus versos, por imitar demasiado el vibrato de Serrat, por salir a escena con ropa de calle, en plan qué-campechano-soy-y-qué-poco-lo-digo». De hecho, casi es al revés. Casi que es Serrano quien le da una segunda oportunidad a Lenore, quien admite haberse equivocado al ser hipster.

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