La última vez que vi a Leonard Cohen fue el 15 de octubre del 2012 en Madrid. Aquella noche, el cantautor y poeta canadiense finalizaba su periplo por los escenarios de nuestro país. Fue un concierto absoluto, inolvidable. Presentaba su último trabajo de estudio, Old Ideas, pero Cohen paseó su interpretación por todo su largo repertorio. Aquella noche de otoño, se despidió de un emocionado público madrileño con una frase que hoy quizás suene más emotiva que entonces: “No sé cuando nos volveremos a ver”.
Recuerdo a Cohen, horas antes de su concierto, solo en su camerino, con la puerta abierta. Sentado en un amplio sofá blanco, su traje oscuro, las piernas cruzadas y leyendo sosegadamente un libro; a su derecha, reposando sobre el asiento del sofá blanco, su inseparable sombrero y, sobre una mesita, una copa de vino tinto.
Hombre tranquilo, amable y sonriente. Nunca rehuía el saludo y la cordialidad. Aficionado a conocer las ciudades y el paisanaje de España donde tuvimos la suerte de tenerle: León, Vigo, Girona, Zaragoza, Palma De Mallorca, Bilbao, Barcelona, Madrid y por supuesto Granada. Recordaba, al día siguiente, sus paseos por cada ciudad, y recordaba años más tarde que tenía una deuda con Valencia, por aquel show en el que una indisposición le obligó a cancelar; o su deseo de ofrecer un concierto en Asturias, en gratitud al Premio Príncipe de Asturias de la Letras que se le concedió en el 2011.
Aquel hombre menudo, pero enorme en presencia; de ojos cansados, pero llenos de vida, se ha marchado y nos deja en nuestra memoria aquellos días de conciertos perfectos que recordaremos para siempre. Descanse en paz.
Neo Sala es vicepresidente de la Asociación de Promotores Musicales y fundador de Doctor Music
