El papel de la mujer en el mundo de la música deja demasiado que desear. Hoy, 8 de marzo, la celebración del día internacional de la mujer trabajadora, debemos analizar dicha situación.
El negocio de la música es principalmente un mundo conducido por hombres. El porcentaje de mujeres es dramáticamente ridículo, paupérrimo, y en esto no varía demasiado en relación con otros sectores industriales del país.
El número de profesionales femeninas no representa en absoluto el potencial ni la profesionalidad que pueden aportar. Si vamos repasando las distintas posiciones dentro de la industria musical veremos que están infra-representadas y que llegar a los puestos de influencia es realmente difícil para ellas.
Es cierto que, como mánagers, las que llegan suelen alcanzar puestos importantes. Son pocas, pero realmente relevantes. Rosa Lagarrigue de RLM y Keina Garcia de Artica son ejemplos de mujeres tenaces y muy capaces que han conseguido el éxito a base de trabajo duro y esfuerzo, derribando estereotipos machistas.
Como promotoras, realmente no conozco muchas empresas promotoras nacionales dirigidas por una mujer, algo realmente extraño y atípico. ¿Cómo es posible que haya tan pocas promotoras dirigida por ellas? Si las hay, son muy pocas. Como ejemplo, en APM no llegan ni al 10% de las asociadas.
Como productoras técnicas conozco a alguna, y cuando hemos coincidido han sido más atentas, organizadas y efectivas de cara a los artistas que ellos. Como críticas musicales tampoco abundan, ni en revistas, webs, periódicos o televisión. Los periodistas de cabecera son masculinos por defecto.
Y vamos a los artistas, un asunto preocupante. El porcentaje de grupos femeninos en los festivales es ridículo. ¿Es que no hay en este país? La respuesta es sí, sin duda. Hay grupos y artistas que defienden directos solventes, lanzan mensajes al público, pero no logran que su representación en los festivales sea más numerosa.
Los programadores deberían pensar y actuar en consecuencia, porque hay muy buenos grupos mayoritariamente femeninos. Hay que programarlos, por principios, en cantidad y asiduidad. Tienen la calidad, les faltan oportunidades.
Desgraciadamente, las mujeres en la industria musical están relegadas principalmente a ser asistentes, encargarse de la promoción y hacer de relaciones públicas. O apoyar a los hombres en papeles que parecen designados a relacionarse con artistas, prensa y autoridades, quizás dando por hecho equivocadamente que la imagen es la más importante de las cualidades de la mujer.
Tenemos que revertirlo. Hay que empezar por lo más básico, la educación. Hay que trabajar el tema de la igualdad desde sus orígenes. Las escuelas, institutos y universidades tienen mucho que aportar y dirigir para cambiar esta absurda situación. La base de todo el problema está en un sistema educativo caduco y trasnochado donde aún se comete el error de compartimentar por sexos qué campos de trabajo son los idóneos para cada uno.
Es estúpido prescindir de ese capital humano. No tengo ninguna duda de que la incorporación plena de la mujer al negocio o la creación tan solo nos puede traer beneficios sociales e industriales. Me declaro feminista activo y convencido. Estoy seguro de que la industria musical tan solo puede mejorar con más presencia femenina. Hagamos de ésta una industria mejor con ellas.