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El abogado de APM a IQ: Google se sorprendió del alcance de la reventa

Gabriel Rossy, el abogado de la Asociación de Promotores Musicales (APM), ha abierto esta semana la newsletter de la prestigiosa IQ Magazine hablando sobre la medida impuesta por Google para poner barreras a las páginas webs de reventa de entradas.

La norma, que acaba de entrar en vigor, obliga a estas webs a conseguir un certificado para poder usar Google AdWords, herramienta con la que conseguían los primeros puestos del buscador. En APMusicales reproducimos lo que Rossy explicó a IQ:

«Primero los antecedentes. El 22 de mayo tuvimos una reunión muy positiva y constructiva con Google en la que les anticipamos el tipo de fraudes y engaños que las víctimas de la reventa estaban sufriendo. Y les expusimos que Google era una pieza clave en la estrategia engañosa de muchos esos sitios web de reventa.

Creo totalmente que su reacción de sorpresa y alarma por la información y el enfoque legal que les presentamos fue sincera.

En noviembre les enviamos una descripción detallada de los fraudes y les ofrecimos todo tipo de apoyo para que se dieran cuenta de hasta qué punto Google estaba siendo una parte fundamental de ese fraude, porque cuando los consumidores hacen clic en los sitios web del revendedor, ya han caído en la trampa.

Incluso invitamos a Google a unirse a nosotros en el área de quejas de consumidores de un concierto y atestiguar por sí mismos cómo casi todas las víctimas de la reventa dicen una por una que simplemente buscaron en Google las entradas y las compraron en una de las primeras opciones que les había ofrecido el buscador.

Les indicamos también que el asunto estaba siendo llevado a los juzgados y que habíamos mencionado a Google como cooperador necesario, pero dejando claro que creíamos que su cooperación era inocente, sin darse cuenta de los fraudes con los que estaban cooperando. Sin embargo, les advertimos que si no dejaban de cooperar, obteniendo ingresos por publicidad a partir de esa cooperación, pasarían a ser cooperadores necesarios conscientes de las presuntas estafas investigadas.

Instamos a Google a reaccionar rápidamente, porque una vez los fiscales se dirigieran a ellos, cualquier reacción se percibiría como una estrategia de defensa legal y no como un posicionamiento honesto contra los fraudes. Por eso consideramos que la medida de Google es un posicionamiento muy favorable y estamos seguros de que tendrá un efecto muy positivo en la prevención de los fraudes masivos que se están llevando a cabo actualmente.

Mi opinión sobre la medida es positiva: el requisito de informar claramente que la oferta es secundaria y evitar términos confusos como ‘oficial’ es fundamental, ya que la mayoría de los compradores de entradas de reventa son engañados mediante trucos para que piensen que están en una compra primaria.

Además, la prohibición de inducir a la confusión a través del uso de URLs engañosas también es muy positiva. Así como el requisito de informar sobre el valor original de la entrada para que el consumidor se dé cuenta de la compra real que está a punto de hacer.

Eso sí, hay mejoras que se podrían llevar a cabo en el futuro para hacer que esta medida sea más eficaz. Por ejemplo, dejar de referirse a los términos ‘primario’ y ‘secundario’, ya que no es un lenguaje común para la mayoría de fans. Sería preferible, en cambio, que Google obligara a estas plataformas a usar el término ‘reventa’, mucho más claro.

Creo que también sería positivo que los sitios web de reventa informaran de que la reventa nunca es una opción 100% segura y que siempre existe la posibilidad de un fraude potencial, independientemente de los controles que el sitio web pueda aplicar.

Además, cuando se prohíbe la reventa de entradas, el comprador de una entrada revendida no adquiere el derecho de asistir al concierto, por lo que el requisito de Google debería incluir que el sitio web de reventa homologado nunca ofrezca entradas cuya reventa esté prohibida.

De todos modos, estas posibles mejoras no eclipsan el hecho de que esta medida de Google demuestra que están en el bando correcto, con la industria de la música (artistas, promotores y distribuidores oficiales) y con los consumidores. Y estoy seguro de que serán sensibles a futuras mejoras».