Julián Viñuales
Miquel González / Shooting

Julián Viñuales: «El mercado del libro musical es casi virginal»

“Incordiando, de nuevo, con otra editorial entregada por entero a la música”. Así se presenta el editor Julián Viñuales en la nota de prensa del primer lanzamiento de su nueva aventura: Libros del Kultrum.

Viñuales vuelve con una declaración de intenciones: Reacciones pscóticas y mierda de carburador. Se trata de la primera traducción al castellano de la obra del crítico estadounidense Lester Bangs. Llega 30 años después de su publicación original en inglés.

La elección de los textos va a cargo del también mítico crítico estadounidense Greil Marcus. Y la traducción es del periodista patrio Ignacio Juliá. El tándem suena, como mínimo, atractivo. Pero hay mucho pasado ahí.

“Este libro es un hallazgo que lleva entre mis manos desde hace más de 10 años. En el mercado del libro musical hay un gran vacío bibliográfico. Podríamos decir que se encuentra en un estado casi virginal”, asegura Viñuales por teléfono.

Para él no ha habido nunca ningún boom del libro musical, pero reconoce que en los últimos años ha tenido mucha más visibilidad de la que tenía anteriormente. “Pasamos de una presencia casi imperceptible a una exposición brutal”.

La culpa ha sido de editoriales como Contra y Blackie Books. También de sellos como Reservoir Books y Cúpula dentro de gigantes como Penguin Random House y Planeta. “Esta situación es buena. Significa que el mercado está vivo y que hay mucho por hacer”, continúa el editor.

Además, según Viñuales, eso pone a todo el mundo a su sitio dentro del mercado. “Algunos están llamados a convertirse en líderes y estos son los que tratarán los temas de música comercial y grandes celebridades. Otros, en cambio, tendremos que quedarnos en los márgenes. Pero esto es así en todos los sectores”.

Julián Viñuales
Foto: Miquel González / Shooting

En este sentido, el editor detalla que su “ilusión” es continuar haciendo una labor de “arqueología libresca”. La palabra que usa no es gratuita. Viñuales se licenció en arqueología por la University College of London en 1992 y trabajó para la Universidad de Trent, en Canadá, dirigiendo diversas excavaciones.

Solo un año después de licenciarse empezó a trabajar como editor y consultor en editoriales como Folio y Time Life, y en 2001 creó su primer sello, Global Rythm Press. Pasó por Malpaso y ahora ha vuelto a las andadas en solitario.

“Lo que sucedió en Malpaso es que me encontré con una serie de diferencias e incompatibilidades con el propietario de la editorial”, resume. “Yo había planteado un crecimiento orgánico y me encontré en las manos de alguien que quería comerse el mundo en seguida. Esto me hizo replantear qué tipo de editor era yo”.

Fue entonces cuando decidió embarcarse en esta nueva aventura: Libros del Kultrum. “Lo que estamos haciendo ahora es tejer una red de excombatientes que nos ayudamos entre nosotros. Es gente con la que siempre he trabajado muy bien”.

Con todo, Viñuales confiesa que lo suyo es un “micro proyecto de rarezas” y es consciente de que se dirige a un público muy específico: “A nuestro perfil de lector se le supone un grado de conocimiento y pasión por la música brutal”.

Por eso publicar a Lester Bangs, sin que estuviera traducido al castellano y 18 años después de que la película Casi famosos de Cameron Crowe llevara su personaje al cine, el lanzamiento es sobre todo una declaración de intenciones. “Nos ayuda a posicionar el proyecto y a dar una idea de por dónde iremos. Pero no nos asegura la viabilidad”.

“Lester Bangs es uno de los grandes valores de lo que se llamó en su momento nuevo periodismo y muy concretamente dentro de la facción gonzo. Es el equivalente a Hunter S. Thompson pero en el mundo de la música”, relata el editor.

Criterios de selección

¿Pero qué tiene que tener un libro musical para que funcione? “Ahí entran en juego consideraciones muy subjetivas y personales. Yo sufro un problema de anglocentrismo muy acusado y a estas alturas de mi vida sospecho que ya es incurable”, ironiza.

Memorias, autobiografías, biografías, cancioneros, ensayo musicológico, correspondencia, crítica musical. Todo ello cabe en su cartera. Y el foco no está solo en los artistas, sino también en mánagers, promotores y productores…

“Yo tuve una muy buena experiencia en Global Rhythm con un libro sobre el que se ha considerado uno de los grandes productores y cazatalentos de los años 70 y 80, Joe Boyd. Pero él no intentaba explicar cómo había que hacer las cosas dentro de la industria, sino que era más bien una crónica”.