Ahora que todxs estamos de vacaciones puede ser un buen momento para conocer quién fue Simon Jeffes y su Penguin Cafe Orchestra. De hecho, también puede serlo para los que no estéis de vacaciones. Siempre hay ratos en los que acabamos perdiendo el tiempo con Whatsapp e Instagram. Así que mejor mirar este video, que mezcla directos y entrevistas.
En él, Simon Jeffes explica que nunca encajó en la clásica, ni en el pop. El folklore le inspiró y la electrónica se le presentó. Siendo esponja y recipiente, acabó por crear un mundo propio donde poder ser el compositor que quería ser.
A mis 14 o 15 años pasé el verano de camping en la sierra de Cazorla con mis tíos. Hicimos un viaje de más de 12 horas de carretera en un Lada Niva. En el coche, durante esas vacaciones, sonaron el Échate un cantecito de Quico Veneno y varios discos de la Penguin. Los repetíamos una y otra vez. Hacíamos caso al propio Veneno cuando cantaba: “Ponme esa cinta otra vez; pónmela hasta que se arranque”. Esta música tan especial fue todo un descubrimiento adolescente. Vi que hay un espacio para todxs. Y que si no encuentras el tuyo, te lo creas.
Penguin Cafe Orchestra fue una unión libre de músicos encabezada por el guitarrista clásico, compositor y arreglista Simon Jeffes (Sussex, Inglaterra, 1949-1997). Jeffes y la chelista y cofundadora Helen Liebmann eran el núcleo del grupo y los únicos miembros permanentes. Otros músicos se incorporaron debido a los requerimientos de piezas musicales concretas, así como de algunas performances.
Su música no puede clasificarse fácilmente, pero tiene elementos de la música folk y una estética minimalista con reminiscencias ocasionales de Philip Glass (82), premiado con un Globo de Oro por la banda sonora de El show de Truman, por dar algún dato.
La banda publicó su primer album e hizo su primer gran concierto el 10 de octubre de 1976, teloneando a Kraftwerk en el londinense The Roundhouse. Continuaron recorriendo el mundo con su particular propuesta hasta el ‘96.
Echo de menos bandas así. ¿Alguna propuesta? Seguramente existan en la immensidad del océano artístico del s.XXI. Seguiré buscando.