Este miércoles la Acadèmia Catalana de la Música organizó en el CCCB de Barcelona su tercer Fòrum, llamado Cuatro Miradas desde el siglo XXI, dedicado a reflexionar sobre los festivales del territorio catalán. A través de estas cuatro miradas, se tocaron los temas desde la perspectiva de diferentes festivales. Esos temas que más están en auge en referencia a los festivales en la actualidad. En la primera mesa, llamada Hacer de un festival una experiencia, subieron a hablar organizadores de festivales muy singulares:
Daniel Tarrida, director del festival Bachcelona – festival que desde 2013 ofrece un ciclo de actuaciones e interpretaciones de las composiciones de J. Bach en formato participativo y que se realiza en distintos espacios emblemáticos de Barcelona –. Oliver Rappoport, codirector del festival Mixtur – festival que impulsa la creación y difusión de la música y el arte sonoro interaccionando con otras disciplinas artísticas, uniendo artistas y público para que aprendan juntos y, Francesc Viladiu, responsable del festival Càntut, cuyo cometido es explorar las músicas de tradición oral desde una mirada actual. Moderando esta mesa redonda encontramos a Joan Magrané, compositor y presidente de Joventus Musicals de Catalunya.
Singularidad como valor en la experiencia
La primera pregunta realizada por Joan Magraner para iniciar la charla fue en referencia a la singularidad de sus festivales, ya que son algo fuera de lo común, con unas ideas muy particulares y únicas: “¿Cuál es el grado de conciencia de esta singularidad, en qué momento pensaron en ella cómo elemento diferencial?”.
Daniel Tarrida, comentó que una de las singularidades de su festival surgió como respuesta a una necesidad. “Somos una entidad que no tiene un espacio para hacer conciertos y eso nos obligó a buscar espacios desde un buen principio, hecho que acabó siendo enriquecedor”. Bachcelona acaba siendo un festival de encuentro, con muchas entidades involucradas. “Acabamos organizando conciertos en muchos lugares que no pensábamos”. En cuanto al contenido de su festival, son propuestas muy detalladas y trabajadas, comenta “nuestro festival es bastante purista pero no tenemos miedo de romper formatos ni de presentar la música de Bach des de otras perspectivas. En 2016, Roberto Fonseca hizo un concierto fusionando a Bach con música cubana en Jamboree”.
Según Francesc, el festival Càntut nació a raíz de un blog en el que querían recuperar las canciones de tradición oral catalanas – ya van por las 1200 – no contentos con recuperarlas, decidieron organizar un festival para mantener vivos estos cánticos en la provincia de Girona. Su principal singularidad es que “las canciones son tradicionales y tanto el público como los artistas la cantan, no se separa al artista del público, rompemos la barrera entre estos dos y ambos viven una experiencia que otros festivales no proporcionan.”
Oliver remarca que en Mixtur nació cuando varios compositores contemporáneos vieron que faltaba un festival de música contemporáneo. “Mixtur es singular porque siempre estamos siempre a mano de nuevas creaciones en el sentido estético, desde el arte sonoro a la improvisación”.
Después de repasar las singularidades de los tres festivales – localizaciones diferentes, músicas poco convencionales etc, Joan se preguntó cómo consiguen que unos festivales tan particulares puedan ser sostenibles. “¿Es el riesgo la clave que da la vuelta a lo que diferencia vuestro festival? ¿Cuál es vuestro secreto?”
Tanto Francesc con el festival Càntut como Daniel con Bachcelona, creen que sus festivales han crecido poco a poco, el crecimiento ha sido orgánico y se tienen que tejer relaciones de complicidad con las entidades que puedan colaborar, si ser necesariamente patrocinios en si. Según Francesc “Con los años hemos tejido una buena relación con la administración pública y otras empresas privadas que se han ido sumando al proyecto”.
Daniel añadió que su secreto ha sido ir estableciendo colaboraciones con distintas entidades de la ciudad. “Por ejemplo, queríamos realizar un concierto en la Pedrera, que tiene una residencia de artistas. Les propusimos elaborar una propuesta artística conjunta, y al final hicimos un concierto en la Pedrera con artistas de ambas entidades, lo que era una necesidad se convierte en una oportunidad de colaboración”.
En su caso, Oliver ve fundamentales las instituciones públicas, asimismo cree que crear sinergias con otras entidades es muy beneficioso. “Hemos realizado colaboraciones con l’ESMUC, y a nivel pedagógico estamos mirando siempre hacía España y Europa para poder encontrar las nuevas tendencias lo antes posible”.
La importancia de abrirse a nuevos públicos
Una parte importante de estos festivales es el público. Desde Càntut desean abrirse a nuevos públicos, y realizan todo tipo de actividades, es un festival en continua evolución. Hacen presentaciones de libros, charlas y demás. En la actualidad están intentando que parte de los inmigrantes de su zona, se acerquen a éste, vivan la experiencia del festival y así éste se pueda enriquecer y crecer como festival. Los de Mixtur, comentó Oliver, realizan programaciones variadas que también implican parte del público y los acerca a este, con actividades como la orquesta de música de Sant Andreu, buscan poder influir positivamente de manera local.
Este encuentro deja claro que los festivales deben encontrar un elemento que los haga realmente ser singulares y de interés para el público, cuya experiencia se convierta en un gran valor, incorporando elementos útiles del entorno y estableciendo sinergias sin perder la esencia.