Leiva: «Mi ‘stage manager’ está vendiendo cervezas en la playa»

Leiva presenta Madrid Nuclear, primer disco en directo de su trayectoria en solitario. Grabado ante miles de personas en el Wizink Center de Madrid el 30 de diciembre de 2019, llega justo en un momento de parón para la industria, un contexto sobre el que el madrileño reflexiona en esta charla con Apmusicales, a la espera de retomar su gira.

PREGUNTA: Qué oportuno fue grabar este disco en directo, a tan pocas semanas de que se desatara la pandemia y las restricciones con ella para los conciertos…
LEIVA: Desde luego, para sacar un disco en directo me parece una justificación fantástica. Es una manera de decirle al mundo lo que teníamos y a lo que volveremos. A día de hoy, todo lo que se ve en este disco hoy está prohibido: abrazarse, compartir un mini de cerveza, cantar, encontrarse en un camerino…

PREGUNTA: ¿Por qué has tardado tanto en hacer realidad este proyecto, que es una idea que te ronda desde la gira de Monstruos (2016)?
LEIVA: Dejar algo para siempre asusta mucho, pero acrobáticamente logré disfrutar un día que estaba hecho para no hacerlo: por los nervios, porque fuera en Madrid, por ser una grabación en directo… Y tuvimos una noche de esas en las que estás tocado por la varita.

PREGUNTA: Las entradas se agotaron varios meses antes del evento y en solo 24 horas. ¿Te sorprendió?
LEIVA: Siempre pienso que las cosas van a ir peor. Yo no solo me sentía abrumado, es que no quería ir al Wizink Center porque no pensaba que fuésemos a llenarlo. Habíamos hecho dos conciertos antes en ese espacio… pero se vendió en un día y yo fui el mayor sorprendido.

PREGUNTA: Dejando de lado noches tan puntuales como esa, ¿cómo haces para darlo todo en un concierto?
LEIVA: Hay maneras de combatir el piloto automático. Yo antes hacía 125 conciertos al año y ahora hago 40. Haciendo 125 es imposible no mecanizar, toques donde toques. Tocando menos te aseguras que cada noche estás al cien por cien, que conmueves de verdad y no estás haciendo la lista de la compra mientras estás tocando delante de la gente.

«Tocando 125 conciertos al año es imposible no mecanizar, toques donde toques»

PREGUNTA: La premisa del disco Nuclear fue desnudar los temas hasta la mínima expresión de lo que hace de algo una canción. ¿Cómo hiciste concordar ese espíritu con tus anteriores álbumes, que eran auténticos muros de sonido?
LEIVA: En las giras hay que linquear las canciones de distintos repertorios y solo hay una manera en que sabemos hacerlo: tocar con una banda en directo y trabajar para la canción. Quizás la única diferencia es que esta vez hubo algunos sintetizadores que en la anterior gira eran guitarras, sin más.

PREGUNTA: En Madrid Nuclear destaca la apuesta hecha en el apartado visual, obra de Blur. ¿Fue algo en lo que incidiste?
LEIVA: Rodé muchas cosas, como pequeños videoclips, y creo que hemos encontramos un mundo visual superinteresante. Fue bastante ambiciosa y una inversión enorme. Una de las desgracias de la pandemia fue que esa inversión no ha sido todavía rentable. Ojalá podamos volver a sacarlo en carretera, porque pensábamos en una gira más grande que la que hemos hecho.

PREGUNTA: ¿Qué va a pasar con esos conciertos pendientes?
LEIVA: Igual hicimos entre 20 y 30 «shows», pero nos faltaba un 60 por ciento de la gira. Mi mundo ideal es retomar la gira Nuclear el año que viene, aunque pienso que hasta otoño no ocurrirá. Vamos a intentarlo, porque yo no quiero tocar con restricciones, tocar con gente con mascarillas, con gente sentada, que no pueda entrar ni un amigo en el camerino… No quiero convertir la gira en algo tan restrictivo, aunque yo esté a favor de las medidas, pero esta gira está tan relacionada con otra cosa.

«Mi mundo ideal es retomar la gira Nuclear el año que viene, aunque pienso que hasta otoño no ocurrirá»

PREGUNTA: En el concierto presentaste una canción, Mi pequeño Chernóbil, que trata sobre lo que es importante para ti de esta profesión…
LEIVA: Sí, que lo que importa son cosas como tocar con tu banda. Aunque parezca obvio, me sigo subiendo a la furgoneta y me siento a salvo con mi grupo. Eso no ha cambiado, como cuando en 1995 empezaba con Malayerba iba a los locales de ensayo. Luego hay otras cosas colaterales que tienen que ver con la fama que sí me han hecho pupa. Tampoco me va el interior de la industria ni cosas que tienen que ver con los aforos, ni con la responsabilidad de tocar ante miles de personas o tener la responsabilidad de poner el precio de la entrada.

PREGUNTA: ¿Cómo está llevando una persona que se define como hipocondriaco esta crisis?
LEIVA: Soy muy hipocondriaco, pero a mí lo que me aterran son las enfermedades desconocidas. En el momento en que esta ya es muy conocida, me da menos miedo.

PREGUNTA: ¿Y el cumplir «cuarenta en cuarentena», como relataste en el tema La estación eterna?
LEIVA: Con el disgustillo de no poder hacer una fiesta más grande, pero no es lo importante. Yo lo estoy viviendo consciente de mi privilegio, porque me puedo permitir este parón y abrirme una cerveza y comer. Mis compañeros no, por tanto lo vivo con mucha agonía.

PREGUNTA: Según la Unión de Músicos Profesionales, tres de cada cuatro músicos carecen prácticamente de trabajo por la pandemia. Supongo que tienes casos cercanos…
LEIVA: El stage manager de mi gira, que es un capo en esto, como un neurocirujano que en su campo de los que más saben. Se ha ido a vivir a Tenerife porque la vida allí es más barata y se acaba de comprar una nevera para vender cervezas en la playa. Y otro técnico mío se acaba de apuntar a una empresa de reparto de comida. Vivirlo así con gente con sus tus amigos es una agonía. Es lo que más me hace sufrir la poca cobertura que tienen.

«Uno de mis técnicos se acaba de apuntar a una empresa de reparto de comida. Vivirlo así con gente que sus tus amigos es una agonía»

PREGUNTA: ¿Podéis hacer algo los artista sde primera línea para ayudar?
LEIVA: Podemos intentar generar otros formatos cuando se pueda para que ellos puedan sobrevivir. Nosotros hemos hecho pocas cosas, porque nuestro problema es que no cabe toda la «crew». Para lo poco que se puede hacer, nos turnamos. Para darles trabajo a todos, necesito la infraestructura grande y eso ahora está prohibido. Creo que voy a ser de los últimos que pueda trabajar.

PREGUNTA: ¿Y qué piensas de cómo se ha gestionado desde arriba?
LEIVA: Había 10.000 personas en las playas y nosotros aún no podíamos hacer ni espectáculos de mediano aforo. Se nos ha tratado injustamente, pero el sector lo ha hecho todo de manera muy ordenada y muy bien. Por parte de las administraciones, sin embargo, no se ha hecho tan bien, no se ha cuidado con mimo y se sigue pensando que la riqueza de un país no depende de su cultura.