A raíz de la entrevista que APMusicales publicó el pasado miércoles 23 de septiembre con la banda Izal, titulada «Hay salas que especulan con la música en vivo», la Asociacion Estatal de Salas de Musica en Directo (ACCES) se ha puesto en contacto con este medio para responder a lo que ellos consideran «un ataque al eslabón más delicado del sector de las músicas actuales».
Vaya por delante que el grupo revelación del «indie» nacional reconocía en dicha entrevista que debe gran parte de su actual estatus a su carrera en directo, así como la labor de salas de música que ayudan a impulsar a bandas emergentes. Dicho esto, APMusicales desea concederles ese espacio para que expongan su punto de vista sobre la situación del sector.
Artículo de Armando Ruah, coordinador de ACCES.
¡Seamos serios, por favor!
Un titular diciendo que “hay salas de conciertos que especulan con la música” ataca directamente al eslabón más delicado del sector de las músicas actuales.
Es una evidencia indiscutible que dentro de la cadena de valor que rodea al sector de las músicas populares, los artistas son la parte imprescindible para que pueda haber un concierto.
Pero, ¿dónde han desarrollado su carrera esos pocos privilegiados que llegan a llenar grandes espacios? ¿Dónde se da cabida a la escena emergente local? ¿Quiénes apuestan día a día por la diversidad cultural en la música?
Como en todos los ámbitos y subsectores de la música hay buenos y malos, no solamente dentro de las salas de música en directo. Sin querer ofender a nadie, hay buenas y malas disqueras, buenos y malos mánagers, buenos y malos promotores, buenas y malas plataformas de música on line… En todos ellos, si hablamos de especulación, quizás sea en las salas donde la especulación, si existe, produzca menos beneficios.
En estos últimos 30 años las músicas populares se han ido profesionalizando sobre la marcha. Afortunadamente, hoy por hoy contamos con un sector muy profesional y dentro de él con muchas salas muy profesionalizadas y otras que luchan por sobrevivir a unas leyes del espectáculo obsoletas (algunas aún franquistas), con una falta absoluta de homogenización de las licencias, con un laberinto administrativo para la obtención de permisos y normativas desde municipales a europeas que en muchos casos se contradicen.
Abrir una sala de conciertos requiere una fuerte inversión y en muchos casos supone un proyecto de vida para muchos de sus fundadores.
Se habla mucho del alquiler de las salas. Estamos en una sociedad donde la oferta y la demanda son los reyes del mambo en todos los ámbitos. Lo que se llama peyorativamente alquiler corresponde al espacio, al equipamiento técnico y humano de la sala, a los gastos de promoción y al formato y aforo de la sala. Dependerá de cada cual aceptar o no esas condiciones.