Artículo del director de Last Tour, Javier Arnaiz, para el ‘VI Anuario de la Música en Vivo’
Si en los inicios del Festimad, allá por 1994, ya se comentaba la necesidad de tener un gran festival musical en la ciudad de Madrid, no era de menor importancia el hecho de encontrar un espacio para que el desarrollo del evento fuese estable con el tiempo.
20 años más tarde seguimos hablando del mismo tema, la misma ciudad, el mismo debate, el mismo razonamiento, la misma visión y la misma conclusión… Madrid es la única capital europea sin un gran evento musical-cultural de estas características.
Varios intentos por el camino como el comentado Festimad, Metrorock, Rock in Rio, Electric Weekend, Sonisphere o el actual Dcode, peleando contra viento y marea, pero con un recinto limitado, nos llevan al mismo punto de partida… Madrid está a la cola. No tiene el gran evento musical que tanto anhela. Y todo ello en un periodo de gran crecimiento de este perfil de festivales en todo el ámbito europeo y mundial.
Si analizamos la situación vemos que han sido diversos los promotores que lo han intentado sin lograr el objetivo. Y también vemos que en todos los casos hablamos de dos cuestiones primordiales: la necesidad de tener un recinto adecuado en la ciudad, para un desarrollo óptimo, y conseguir el apoyo suficiente de los organismos públicos a una iniciativa privada, que generará un gran impacto económico, turístico y social en la ciudad y su entorno.
El apoyo de la administración es una asignatura pendiente. Pero la lectura hay que hacerla desde un modelo de gestión privado con apoyos institucionales suficientes y equilibrados para conseguir generar un macroevento musical que sirva de herramienta sociocultural de atracción turística y que genere sinergias suficientes para crear una Marca Ciudad. El festival debe tener un vínculo emotivo con la ciudad.
Madrid no puede seguir siendo la excepción infinita dentro de las grandes ciudades europeas.
Habrá que aunar esfuerzos entre las instituciones públicas y la empresa privada para trazar una hoja de ruta donde se marquen las líneas y objetivos a seguir.
Quizás el espacio ya exista y no lo hayamos descubierto…, o quizás no haya llegado nunca el proyecto ambicioso para crear una Marca Ciudad…, o quizás los organismos públicos no hayan analizado bien el potencial de un Proyecto Ciudad de esta envergadura y su impacto en la misma…, o quizás sea ahora el momento de darle esa vuelta de tuerca necesaria para aunar esfuerzos y crear un valor futuro para la ciudad.
Recinto y apoyo institucional son los dos primeros eslabones de la cadena para que quede en un simple recuerdo pasajero lo vivido en estos últimos 20 años. El terreno está por descubrir y la oportunidad está ahí… La suerte está con los que no se rinden. ¡¡Mucha suerte!!