Hoy miércoles 25 de junio de 2009 se cumplen cinco años de la muerte de Michael Jackson, una de las mayores estrellas de la historia del pop. Venerado en todo el mundo, Jackson dejó huella en los ocho conciertos que celebró en España. Más de 200.000 personas pudieron verle en vivo en esas ocho citas repartidas en cuatro únicas giras.
Unas 27.000 personas se reunieron en la primera visita del rey del pop a España. La ciudad afortunada fue Marbella, que el 5 de agosto de 1988 dio el pistoletazo de salida a la gira ‘Bad Tour’, que seguiría por el estadio Vicente Calderón de Madrid y el Camp Nou de Barcelona.
Tuvieron que pasar cuatro años para volver a ver a Jackson por España. La gira ‘Dangerous World Tour’ reunió a 35.000 personas en el Estadio Olímpico de Barcelona el 18 de septiembre de 1992. El tour también hizo parado en Ovidedo y, de nuevo, en el Calderón.
Tras dos giras de tres conciertos por el país, Michael Jackson volvió a España en 1996 con un único concierto en Zaragoza, que reunió a 45.000 espectadores en La Romareda. Un año después repitió la jugada con un último concierto en Valladolid que sirvió de cierre de su gira europea de presentación del ‘Blood on the dance floor’ y para decir adiós a sus actuaciones en España.
Un artista “innovador y perfeccionista”
El responsable de los conciertos de Michael Jackson es el histórico promotor Gay Mercader, que el 27 de junio de 2009 –dos días después de su muerte- recordó en un artículo para El País su experiencia en el concierto de Michael Jackson en Marbella. Su primera actuación en España.
“No suelo ver los conciertos que organizo, pero aquella tarde de 1988 en Marbella me quedé clavado delante del escenario. No sabía si el espectáculo que veía era real o un vídeo. Aquello era increíble. Y sonaba realmente bien. Estaba ocurriendo de verdad delante de mis narices. Comparado con los montajes que llevan ahora grupos como Coldplay o U2 puede parecer ridículo. Pero en aquel momento era monstruoso. Me impactó mucho aquello de quedarse estático en el escenario. En foto fija. No sólo no rompía el ritmo, sino que además te animaba a subir más. Muchos luego lo imitaron. Era un fenómeno”