Acordes y Desacuerdos. Relación público privada en la contratación de artistas, a debate en BIME PRO

Con el cierre de las salas de conciertos y la imposibilidad de realizar grandes eventos de música tanto en recintos como en festivales, los teatros y espacios públicos se han convertido en el último bastión donde poder programar música en directo en periodo de pandemia, provocando que los promotores privados dirijan su atención a estos más que nunca. En el otro sentido, la música (no clásica) es un tipo de programación que no siempre ha gozado de gran presencia en estos espacios y que puede llevar a conseguir nuevas audiencias, acercando a nuevo público a los teatros. ¿Cómo es la relación entre promotores y Gestores Culturales? ¿Se ajustan los modos de trabajo de unos y otros? ¿Qué valor aportan estas propuestas a la programación pública? Sobre estas cuestiones se ha dialogado en el panel “Acordes y Desacuerdos. Relación público privada en la contratación de artistas”, organizada en el marco de BIME PRO este viernes 29 de octubre.

La mesa redonda ha estado moderada por Carolina Rodríguez, directora de Producciones Baltimore y miembro de la junta directiva de APM, y ha contado con las intervenciones de Ana Zamarbide, socia fundadora de In&Out Producciones; Juan Pablo Soler, director del área de Artes Escénicas del Ayuntamiento de Murcia; Cristina Jareño, jefa de la Unidad de Programación de Festejos del Ayuntamiento de Gijón y José Luis González, director de Cultura del Ayuntamiento de Eibar

En el inicio de la ponencia se ha hablado sobre cómo se ha vivo el 2020 en el terreno cultural y, concretamente, musical. Ana Zamarbide ha explicado que “2020 fue, supongo para todos, un shock, una bofetada, y creo que va a suponer un trabajo de fondo que hay que hacer. Ha venido a sacar una realidad y una inestabilidad que hay en este sector y esto supone que nos queda un trabajo enorme por delante. Desde el sector privado ha sido un parón total. El negocio se volvió inviable desde la iniciativa privada” y ha lamentado que “va a ser difícil recuperar a mucha gente que se ha quedado en el camino”.

Aún así, por sacar la parte positiva de todo lo acontecido, Zamarbide ha explicado que “es el momento de ponerse a trabajar en serio para crear un sector realmente fuerte entre todos y, para esto, la colaboración público privada es muy importante. Durante estos meses el sector público nos ha tendido la mano y ha habido un apoyo, al menos en Navarra, a las bandas y artistas locales. Eso es algo positivo, aunque el sector privado se ha quedado tocado, en algunos casos hundido”.

Instituciones y música en vivo

Relacionado con esto, se ha hablado sobre la masiva activación a nivel institución del sector cultural, y se ha planteado si esta actividad intensa perdurará cuando se active el sector privado. Cristina Jareño ha defendido que “la programación no tiene que ser la misma, tiene que haber un nivel de convivencia porque una sala de conciertos necesita un rendimiento económico. Si un Ayuntamiento programa un escenario no tendría que ser competencia. Hay que tener bien claro el caso de cada uno”. “Nosotros seguiremos con este tipo de programación porque obviamente funciona. Además, en el momento en que todas estas normativas relacionadas con las restricciones ya no sean necesarias esa parte de presupuesto se puede destinar a programación”, ha explicado. 

Respondiendo a si seguirá existiendo la programación gratuita por parte de la Administración cuando las empresas privadas recuperen su actividad, Zamarbide ha añadido que “la cuestión es que hemos creado este año un nuevo modelo de programación pública que a la hora de reactivar todo va a crear una pequeña descompensación. Los promotores tenemos que volver a cobrar un dinero y a recuperar el público que teníamos antes. El público se ha acostumbrado a que haya mucha cosa, gratis y al aire libre”.