Aferrarse a Latinoamérica

Artículo de Vern Bueno para el ‘VI Anuario de la Música en Vivo’

Bisbal, Melendi, Malú y Antonio Orozco, cuatro de los grandes triunfadores musicales de 2014, comparten muchas cosas más allá del plató televisivo. Entre ellas, tener la vista puesta desde hace años en Latinoamérica. 2014 no fue una excepción para estos músicos en su afán por trabajarse dicho mercado, visto hoy como tabla de salvación por buena parte de los músicos españoles. «Se lo queremos meter en la cabeza a todos nuestros artistas: América Latina es importante porque España ya no da más de sí», explica Argomániz.

En el caso de su promotora, gran parte del éxito que cosecharon el año pasado se lo ganaron al otro lado del Atlántico. La Oreja de Van Gogh dio unos 60 conciertos desde México hasta Argentina, incluyendo cuatro Rex en Buenos Aires que sumaron unas 20.000 personas. Y Álex Ubago todavía más, 75. La Oreja grabó su último disco en México, con sus miras centradas en Latinoamérica. Y Ubago vivió cerca de año y medio entre Buenos Aires y Miami. Sus apuestas vienen de hace 10 y 15 años respectivamente, y no empezaron a lo grande, sino en bares y salas pequeñas.

Los promotores recomiendan dar el salto tanto a grupos grandes como a minoritarios, pues países como México o Argentina gozan de interesantes circuitos de salas pequeñas. Y no hay que darlo con la mentalidad de ganar dinero rápido, sino como inversión. El caso de Orozco es paradigmático en este sentido. Hoy el de L’Hospitalet es un artista muy popular allí, especialmente en México, tras recoger la cosecha que sembró a inicios de la década cuando se fogueó de norte a sur del país con conciertos en recintos pequeños y alternando con artistas destacados del país. «Lo bueno siempre se hace esperar, hay que ir ganando espacio poco a poquito», explicaba el músico.

También se lo ganaron Extremoduro, quienes visitaron Argentina, Uruguay, Chile, Ecuador y Colombia a finales de 2014 tras cerrar su apoteósica gira española. En Bogotá las entradas se agotaron a las pocas horas de salir a la venta y el grupo de Robe Iniesta tuvo que buscar un nuevo recinto, esta vez para 10.000 personas. El interés por la música en vivo que siempre ha caracterizado a Latinoamérica se conjuga con el momento económico álgido que vive buena parte del continente. «No tiene ningún sentido seguir explotando solo España, no puedes depender de un solo mercado», apunta Argomániz.