Descaro: En 2003 me compré mi primera Rockdelux. The Strokes salían en la portada. Yo tenía dieciséis años y quise ir a verlos al Polideportivo de la Vall d’Hebron. Por lo que sea, no acabé haciéndolo. Más tarde, si he tenido la oportunidad ya no he querido. Para mi, su momento ya pasó. Public Acces TV me devolvieron eso. Me dieron aquello que se me había escapado. Recuperaron el descaro adolescente y lo transmitieron perfectamente en La [2], con gafas de sol y buenas melodías. Así los describían en la página del Primavera Club: «Centrifugan el punk de los setenta y el indie y renuevan una tradición que lo mismo bebe de los Ramones que de los Strokes». Yo no lo habría hecho mejor.
Dulzura: En 2010 vi en el Primavera Club al grupo americano Twin Sister y compré allí un disco que incluía a sus dos EPs, ‘Vampires with dreaming kids’ y ‘Colour your life’. Nunca más he vuelto a saber de ellos. Algo me dice que esto se repetirá con los neozelandeses Yumi Zouma, que el viernes dieron un buen concierto. Era el último bolo de la gira y se lo pasaron bien. Se notaba. Al día siguiente, se dejaron ver entre el público viendo a los demás grupos. Se agradece. Fue todo bastante dulce, pero no parece ser algo que cotice al alza.
Descubrimiento: Si tuviera que destacar un descubrimiento de este Primavera Club, para mi sería Tversky, sin duda. Es uno de los grupos que actuarán el 29 de octubre en la Fàbrica de Creació Fabra i Coats de Barcelona en el 15 aniversario del siempre interesante sello barcelonés Foehn. Yo no me los perdería. Son dos músicos buenísimos, que resulta que anteriormente habían coincidido tocando jazz en algunos eventos, y vienen dispuestos a hacerte bailar. Lo consiguen. «En la vida hay cosas que pueden irte bien o mal, amigos que pueden ir y venir, pero el groove siempre está allí», dijo Alan Imar, quien demuestra en directo sus dotes como cantante, saxo y flauta travesera. Tomen nota.
Personalidad: Lo de Alex Cameron fue el espectáculo de un tipo carismático en un formato al que empezamos a estar acostumbrados. En el mismo Primavera Club de 2011 pudimos ver a John Maus, en una actuación que en Madrid llegó a generar cierta polémica. En 2016 ya no sería noticia. Este mismo año Seth Bogart fue un paso más allá y ni siquiera usó el micro para cantar. Cameron, sí. Exhibió su voz, su oratoria lúcida y clara, su pasos de baile, su sentido del humor, y una concepción contemporánea de la etiqueta de cantautor.
Proyección: La tienda de discos barcelonesa Ultra-Local Records no deja perder nunca la oportunidad de hablar bien de Retirada!, un dúo que ya empieza a pertenecer a una hornada de grupos más o menos similares que han ido encontrando su lugar en la escena catalana: vàlius, L’Hereu Escampa y Cala Vento, entre otros. No es extraño. Las ideas y la intensidad están, ahora solo falta seguir recorriendo camino.
Épica: La segunda jornada tuvo un pico realmente alto, y fue gracias a Minor Victories. Pero aquí me haré mías las palabras de Juan Manuel Freire en El Periódico: «El proyecto conjunto de gente de Slowdive, Mogwai y Editors en directo suena el doble de grande que en disco: capas y capas de guitarras envolventes, una batería a menudo explosiva, un bajo profundo… Se echó en falta mayor presencia de las cuerdas (aunque fueran sintéticas) en el single ‘A hundred ropes’, y la voz de James Graham en ‘Scattered ashes (Song for Richard)’, pero en general el traslado al directo de su debut homónimo resultó espectacular».
Sofisticación: Un amigo venía hablándome de Porches desde hace años, hasta que un día no hace mucho me dijo algo así: «Ahora ya suena en Siglo XXI de Radio 3. Ha cambiado un poco y ahora es más moderno, pero el disco nuevo sigue siendo brutal». Entré varias veces en su bandcamp. Por encima, escuché los discos que mi amigo me había recomendado. Estaba bien, pero me costaba conectar. No volví a esos discos. Ni siquiera me acordaba. Llegó el día en que supimos que venía al Primavera Club, y mi amigo se compró la entrada del domingo solo para verle. Yo tenía curiosidad. En concierto no decepcionó. Sonó bailable pero profundo. Fue una despedida inmejorable.