El Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid (ahora Barclaycard Center) es el recinto por antonomasia de los grandes artistas en la capital del estado. Las grandes giras internacionales suele ocupar su escenario, y son contados los casos de artistas nacionales que consiguen triunfar allí. Los que lo logran suelen ser artistas muy consagrados y provenientes del star system, apoyados por grandes corporaciones de la industria de la música, grandes discográficas o una constante presencia en las televisiones nacionales.
De aquí el gran mérito que hay que otorgar a lo que ha logrado Vetusta Morla, que el pasado fin de semana reunió a 15.000 personas para disfrutar de su gran directo y marcarse un sold out en el Palacio.
A primera vista, se trata de un éxito importante y merecido, pero si le damos un segundo vistazo más profundo es aún más impresionante lo que ha logrado la banda madrileña. Me explico. Vetusta Morla es una formación 100% independiente, con un sello discográfico propio, con un management independiente, con una estructura a su alrededor fuera de los circuitos convencionales y con una carrera de más de 17 años a sus espaldas. Un grupo que se ha forjado a sí mismo, manteniendo sus principios y objetivos desde el primer momento y que, según me consta, no ha cambiado demasiado su filosofía de negocio desde sus inicios.
Esto es lo que les da un valor especial, para mi. Conseguir sus objetivos desde la independencia. Y no me refiero ya al denostado término indie, sino al sentido de independencia como concepto de libertad y riesgo, principios que jamás debería rechazar un creador. Se ha estilado mucho lo de llegar al éxito tras renunciar a los propios principios, lo que vulgarmente se demonima «venderse» a grandes corporaciones para conseguir ser alguien o creerse alguien en el mundo de la música. Casos de artistas vividores del one hit wonder de fabricación artificial con el que viven durante el resto de sus carreras.
Vaya así, desde mi modesta manera de entender el mundo de la música y las bandas, mi total y entusiasta felicitación y enhorabuena a un grupo que debería ser el ejemplo al que los nuevos músicos deberían mirar. Trabajo, esfuerzo, independencia, constancia e inspiración son las bases de Vetusta Morla. Démosle el valor que tienen, que es enorme.
Vetusta Morla asaltó el Palacio de Madrid la semana pasada. Lo dominó, se lo comió y ahora hay que esperar que consiga digerirlo correctamente para que continúen siendo un ejemplo para la industria y el público. Para que los nuevos creadores sepan que hay caminos alternativos y auténticos para vivir y disfrutar de la música.