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Bala Perduda, el concurso de bandas emergentes de Barcelona

Bala Perduda es un concurso de bandas emergentes iniciativa de Sala Apolo que en sus cuatro años de historia ha crecido de una manera espectacular. Parece que algunas claves de su éxito son una buena selección de bandas, unos premios atractivos para los concursantes, un bajo coste para el público y que se lleve a cabo en la [2] de la Apolo. Por estas y seguramente por más razones cada vez hay más gente que asiste a sus semifinales y a su gran final, que el año pasado convocó a 250 personas.

Para presentarse, los grupos deben enviar sus propuestas online y un jurado selecciona dieciocho elegidos que se reparten en seis conciertos, y de ahí sale un vencedor por concierto que pasa a la final, donde se escoge el ganador del concurso. Para la selección de las bandas en los conciertos, el Bala Perduda intenta tener en cuenta un espectro amplio de opiniones, dando voto al público, a profesionales del sector musical y a artistas de bandas consolidadas. Y por lo que parece es una decisión acertada porque los grupos que hasta ahora han ganado –Opatov, The Saurs i Böira– han conseguido hacerse un hueco en la escena independiente nacional. Para hablar sobre las claves, retos de futuro y aspectos de organización me reúno con Naiara, del comité organizador del Bala Perduda.

¿Cómo ha cambiado el concurso desde la primera edición?

El concurso ha crecido de una forma importante, tanto por lo que respecta a número de bandas como a los premios. Este año hemos tenido más de 300 participantes y a los premios que teníamos en principio (una actuación en el escenario PrimaveraPro dentro del festival Primavera Sound y la grabación de un LP en los estudios Nómada (ahora en estudios Aclam), se les han añadido la masterización a cargo de Hitmakers Mastering, la distribución digital a cargo de La Cupula Music con el 100% de los beneficios para la banda, y la aparición en el programa Feeel de BTV. También hemos añadido un concierto en la sala Music Box de Lisboa y un curso de Gestión Musical en el Taller de Músics.

¿En qué condiciones tocan los músicos?¿Cobran?

No cobran porque no hay presupuesto; con lo que ganamos de entrada queda lo justo para sufragar los gastos de producción. Lo que se intenta es que las bandas no pierdan dinero y por eso se ofrece el backline y ellos sólo tienen que traer los instrumentos. También se les da cena, bebida y mucho amor. Para próximas ediciones queremos mirar de pagar el desplazamiento porque este año ha habido bandas que se han quedado fuera por no poderse pagar el viaje y es una pena.

¿Qué vías tienen los músicos para promocionarse aparte de los concursos?

La mayoría de grupos no saben como gestionarse y eso es vital. Para empezar, es básico tocar, empezar por un bar e ir ampliando el espectro. Hay que contactar con discográficas, con medios, aliarse con bloggeros, y si se puede hacer de forma personal, mucho mejor. Hay que presentarse y hacer llegar el material y preguntar e insistir para tener una opinión sobre este material. Las nuevas tecnologías también son básicas… el tema redes sociales y poner la música al abasto, pero en esto también hay mucho desconocimiento.

¿Antes de haber tocado en un festival, es necesario que el grupo haya tocado mucho en salas? ¿Se valora la trayectoria en este sentido?

A ver, no es lo mismo tocar en un festival que en una sala, pero el bagaje te curte. Un festival busca que un grupo llene el escenario y para eso debe haber tocado antes. El Bala Perduda quiere dar a los grupos la oportunidad de tocar en condiciones profesionales, ya que muchos de los participantes nunca antes han tocado en un escenario como el de la [2].

¿Qué ventajas y qué inconvenientes tiene que el público también tenga voto para la selección?

Dar voto al público sirve como reclamo, para dar a conocer el concurso y para ayudar a los grupos. Pero dejar que sólo cuente este voto sería injusto para los grupos de fuera de Barcelona e iría en detrimento de la calidad porque ganaría el que tuviera más amigos, por eso el voto es compartido con los profesionales del sector. Estos profesionales, además, no vienen un día cualquiera. Este año, por ejemplo, Marc de Foehn Records repasó los grupos seleccionados y escogió el día que vino en función de su interés. Además, cada vez hay más gente que viene para ver lo que hay, sin conocer a ningún grupo.

¿También buscáis atraer público a las salas?

Sí, claro, y el formato del concurso es cómodo; los grupos tocan veinte minutos y, si uno no te gusta, no es pesado de aguantar. Así también se genera nuevo público para los grupos.

Me llama la atención que vivamos en la era de la información, donde todos los artistas pueden colgar sus creaciones y donde todos podemos acceder a ellas, y que un concurso, que en el fondo ofrece unos escogidos, tenga cada vez más éxito. ¿Crees que el Bala Perduda llena un vacío a nivel cultural/social/musical?

Vivimos bombardeados y saturados, y no hay tanto tiempo para buscar entre todo lo que sale. Hay gente que lo hace, pero no todos porque buscar es arduo. Bala Perduda funciona un poco como la radio y ofrece una selección. La cuestión es ponerlo fácil, y si te gusta, vuelves.

¿Qué relación hay entre el Bala Perduda y el Primavera Sound?

El director de Apolo es también director de Primavera Sound, y el festival trabaja con la sala programando conciertos, tanto dentro de sus fechas como el resto del año. Aprovechamos esta relación estrecha para ofrecer un pack interesante para los grupos.

¿Aunque haya variedad de estilos, la mayoría de seleccionados y los ganadores de las tres ediciones siguen una estela marcada por el Primavera Sound. ¿Queréis crear esta marca de identidad respecto al estilo?

No, al contrario. Sala Apolo programa todos los estilos y queremos abrirnos. Lo que ha pasado hasta ahora es que con el reclamo del Primavera los grupos afines se han volcado y el concurso se ha encasillado un poco, pero nosotros no nos guiamos por el Primavera Sound. Con los nuevos premios cada vez hay más propuestas, aunque quizás un hip hopero piensa «¿Para qué quiero presentarme aquí?». Y él también tiene sus propios concursos.

En la mayoría de festivales las marcas tienen cada vez más peso. ¿También en el Bala Perduda?

De momento no. Hemos intentado que nos patrocinara Damm, pero no lo vieron claro porque ya están en Sala Apolo, y no lo hemos intentado más. Por ahora tenemos los medios y, aunque no ganamos nada, es suficiente. La idea es intentar conseguir patrocinio con el tema del transporte que te comentaba y probar de que alguna empresa se haga cargo de los gastos de traslado de las bandas.

Este año los premios van más allá de aspectos puntuales como grabar un disco o un sólo concierto.

Sí, nos interesa que los premios se repartan entre todos los finalistas porque es injusto que si en la final hay varios, sólo uno se lleve premio. Para el concierto de Music Box de Lisboa, por ejemplo, es la sala quien elige el grupo porque ellos conocen los gustos de su público asiduo.

También hay un premio para un curso de gestión musical…

Este premio va relacionado con lo comentábamos de que las bandas no saben gestionarse. Con este curso conocen cómo funciona la industria y es una formación complementaria que ha de servir para la carrera del grupo.

¿Qué objetivos tenéis para el futuro?

Tener más grupos, ampliar el espectro de estilos, que vengan artistas de muchos más lugares, y dar más premios (de hecho quizás este año quizás demos una sorpresa más). Al final se trata de crear una plataforma real donde la gente venga a ver qué será lo siguiente; un referente para público y para sellos donde buscar algo que suene diferente.

La próxima fecha del Bala Perduda será el día 12 de diciembre en la [2] de la Apolo. Se enfrentarán Sharman Den, Aloha Bennets y Speaker Cabinets.