bandas tributo
Estatuas de The Beatles | Foto: Ronnie Liew

Las bandas tributo, un modelo de negocio con reglas propias

Hace cinco años las bandas tributo experimentaron un boom en España. Decía Manel Fuentes en un artículo en el VII Anuario de la Música en Vivo que 2015 fue un año generoso: el programa de televisión ‘Tu cara me suena’ ganó entonces un Premio Ondas y su grupo Spring’s Team, con el que versiona canciones de Bruce Springsteen, fue nominado como banda tributo en los Premios ARC.

Aunque en algún momento pudo parecerlo, ese boom no fue una burbuja. Hoy se estima que hay unas 200 bandas tributo censadas en España. La promotora Polymer, con Jorge Prieto al frente, se encarga de programar este tipo de bandas en salas de Barcelona como Luz de Gas.

En declaraciones a El País, Prieto recuerda, como Fuentes, que este no es un fenómeno nuevo: «La gente ya estaba familiarizada con el concepto, que se ha popularizado con el auge de la música en directo. Es una cadena que se retroalimenta, el público responde y salas y festivales se animan a traer este tipo de grupos».

Explica: «Lo que busca ese público es pasarlo bien con una música a la que le une algún vínculo emocional. Es una manera fácil y directa de conectar con eso». De hecho, incluso se muestra convencido de que en muchos casos el grupo de versiones ha sido el gancho para volver a ver música en directo.

El mismo Diego A. Manrique decía comprobar «maravillado que realmente existe un universo paralelo: todos los ocupantes del santoral del pop y el rock tienen sus imitadores”. Y advertía, con razón: “Si existen y se multiplican, se debe a que funcionan. Y el público es soberano”.

Sobre el público

Así lo explicaba en declaraciones a APMusicales Ángela Cervantes, corista de Brit Floy y la única española del grupo: «Pink Floyd no es solamente música, sino una filosofía de vida. Viene gente, cuya vida gira alrededor del mensaje que dejó Pink Floyd. Eso es una base muy importante. A esos seguidores tan fieles, hoy por hoy no les queda otra que vivir esta experiencia con grupos tributos como nosotros. Pero el más grande tributo que se les rinde, creo que es la seriedad, constancia y los años de experiencia con los que se trabaja».

«En el perfil de las bandas que traemos desde Polymer, la franja está entre los 45-55 años. Además, hay más público femenino que masculino. No hay una clase social definida, a veces tiene más que ver con el propio perfil de la sala que con el tributo en sí. Lo que les engancha es oír canciones que han sido importantes en su vida y disfrutarlas en un entorno de directo. No creo que sea un público que esté al tanto de las novedades discográficas», relata Prieto.

Sobre el precio

Con un coste muy moderado, unos 12 euros por concierto, es fácil enganchar a la gente. Pero no todos los conciertos de bandas tributo cuestan lo mismo: de 30 a 57 euros ronda el tributo a ABBA en el Palau de la Música Catalana (Barcelona) y desde 40 se pueden adquirir las entradas para el Michael Legend ‘Jackson Tribute’ en Madrid.

El País cifra entre 500 y 2.000 euros lo que pueden percibir las bandas tributo, dependiendo de su poder de convocatoria. Y el circuito que mueve a artistas, agencias y locales cada vez está más definido, añade Prieto. Y así resulta mucho más sencillo desenvolverse. «La escena es cada vez más grande, porque funciona y para muchos músicos supone una buena salida profesional», explica.

Oscar Rosende, guitarra solista de la banda tributo de Dire Straits bROTHERS iN bAND, contaba a APMusicales que en su caso son 16 personas de gira: 9 músicos más el equipo técnico y la oficina de management.

Según Prieto, «el tributo ya es una opción asentada dentro del entretenimiento y no parece que esto cambie«. Para él «no deja de ser una evolución de las orquestas o grupos de versiones, y esto ha existido toda la vida. Además, las bandas clásicas de pop y rock se acaban –o se han acabado- y esta es la manera de que la gente pueda seguir escuchando las canciones en vivo. Es más, no creo que tardemos en ver grandes bandas retiradas que creen su franquicia o tengan sus tributos oficiales».