Créditos a Industria Musical.
Las olas de calor provocadas por el cambio climático en Estados Unidos y Europa están afectando a la realización de las giras musicales.
Adam Met, guitarrista de la banda AJR, explicó en una entrevista con Rolling Stone que un concierto en Little Rock su contrato requería una actuación de sesenta minutos. No obstante, a los veinte minutos tuvieron que pararla debido a las altas temperaturas.
En el caso del personal de los artistas, se exponen al calor y al sol durante más de 18 horas diarias para poder montar los shows. En diez conciertos de AJR este año, la estructura de los recintos requería que los fanáticos esperaran afuera bajo el sol de una a cuatro horas para poder entrar.
Aquí en España, Rosalía hizo una pausa en uno de sus conciertos para asegurarse de que los fans que se habían desmayado por el calor estuvieran fuera de peligro. En el caso de Eddie Vedder, terminó con dolor de garganta tras cantar durante una ola de calor y el guitarrista Carlos Santana se derrumbó en medio de una actuación del agotamiento por calor.
«Para nosotros, las dificultades físicas son un impedimento tan grande para las giras como las financieras. Los promotores y los recintos sienten más los efectos financieros que los físicos, pero eso debería ser suficiente para que tomen medidas contra el cambio climático», dice Met.
«Para empezar, eso significa centrarse en la energía renovable para alimentar los recintos, reducir el desperdicio y vender alimentos y bebidas de origen local», añade el artista.
Muchos festivales enfatizan la reducción de deshechos, pero los viajes del público desde su ciudad hasta el festival emiten once veces más contaminación climática, según asegura Kimberly Nicholas, profesora y científica de sostenibilidad en la Universidad de Lund de Suecia.
En añadido, más allá de los problemas de las emisiones por viajes, muchos festivales europeos dependen en gran medida de generadores de diésel para mantener en funcionamiento sus instalaciones.