Oferta académica
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Diez años de oferta académica: Yo también quiero hacer mi festi

Como parte de un proceso de profesionalización global, en la última década se ha multiplicado la oferta académica avinculada a la música en vivo

Pocas profesiones provocan una atracción tal como las que se encuentran dentro de la industria del entretenimiento: el glamour, las fiestas, el dinero, las giras, los coches, los videoclips, los festivales, los conciertos, las promociones, las sesiones de fotos. Sin embargo, esto es solo la punta del iceberg.

Detrás se esconde una ingente cantidad de trabajo. Es mucho el esfuerzo que se requiere tras los bastidores para lograr que una experiencia en vivo sea exitosa, incluso bajo los estándares más modestos. A quienes les atrae la música desde un punto de vista vocacional, con frecuencia se preguntan cuál es el camino a seguir para convertir su pasión en un oficio. Y la verdad es que en España oír hablar de programas de formación en la industria de la música o music business es un fenómeno reciente.

Hace diez años, el panorama era algo bastante distinto al de hoy. Haciendo una simple búsqueda en internet, se puede constatar que de los siete programas que existen en la actualidad, en aquel entonces tan solo existía uno, el Postgrado en Gestión Global del Negocio de la Música dirigido por David Loscos, cuya primera edición se llevó a cabo en 2004 en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona (UPF). Fue uno de los pioneros en formar a profesionales.

Según Julen Martín, director del Bime Pro, “la gran mayoría de las personas se han ido formando durante años a base de trabajar duro y por amor a una industria que hace 25 años era muy amateur. Mucha de la gente del sector venimos de curtirnos en el ensayo-error”. Para revertir eso, los propios profesionales han ido nutriendo iniciativas de formación. Una de las más recientes, que une actividades prácticas y networking, es el Bime campus, un programa de muy corta duración pero intensivo, desarrollado por la promotora Last Tour. Martín explica que lo impulsaron por el convencimiento de que la formación continua es imprescindible en un campo como este: creciente y cambiante.

Además, como ya habían demostrado otros festivales, ubicarse en el marco de uno permitía abordar la formación fuera de las aulas, acercándola a la vida real y estimulando la relación directa con iguales. La fórmula del festival que cuenta con unas jornadas profesionales, que incluyen presentaciones, conferencias y mesas redondas. ha ido creciendo en los últimos tiempos. Los propios profesionales son las principales fuentes de conocimiento de una industria tan compleja como la del directo.

Es el caso de los más que consolidados Primavera Pro y Sónar +D. Ambos arrancaron en 2010. La utilidad en términos de formación de estos congresos es más que evidente. En Madrid, por su parte, el Dcode Lab celebró en 2018 sus terceras jornadas dedicadas a la comunicación en el marco de la Universidad Complutense. En el pasado, el Sónar había ofrecido además un Máster en Comunicación Avanzada para Industrias Creativas en la Universidad Blanquerna, de Barcelona, pero no llegó a asentarse.

Como este, son muchos los que han nacido en estos últimos diez años pero no han conseguido sobrevivir. Uno de los más prometedores relacionado específicamente con el sector del directo era ofrecido por la Universidad Europea de Madrid en alianza con Live Nation, pero ya no está disponible.

Lo mismo ha ocurrido con los programas ofrecidos por la Universidad Santiago de Compostela y el de la Universidad Católica de Murcia. ¿Los motivos? Se desconocen, pero según Jaume Colomer, socio fundador y jefe de innovación de la International Music Business (IMB), “el mercado de la educación en music business en España está saturado y hay demasiada oferta formativa respecto a la demanda real”. A pesar de ello, cada año siguen apareciendo nuevas propuestas en un mercado muy nicho para el cual posiblemente no haya suficiente demanda que pueda sostenerlas.

La IMB, sin ir más lejos, es el renovado proyecto de Loscos tras su separación en 2018 con la UPF. El único programa que hace cinco años ofrecía estudios sobre industria musical a nivel de pregrado era el de Industria Musical de SAE Institute, ofrecido en sus sedes de Madrid y Barcelona. Cuando fue elevado a grado universitario triplicó el precio de su matrícula. “La preparación de nuestros alumnos está enfocada a nivel internacional, respetando las particularidades de la industria local. Nuestros alumnos son candidatos futuros con capacidades completas, con habilidades profesionales demostradas que satisfacen las necesidades de los roles actuales”, afirma Carlos Vinnuesa, jefe de Music Business en España para esta institución. Aprender sobre los conceptos y el funcionamiento básico de la industria de la música ayuda a entender que este es un negocio implacable y de valientes. No en vano son pocas las empresas que logran tener un éxito considerable, ya sea en el sector discográfico o del directo, y cada vez más estas grandes empresas se están consolidando en grandes conglomerados internacionales.

Aun teniendo claro cómo funciona el negocio, el simple hecho de conocer a fondo las tendencias y escuchar esta información directamente de los voz de los expertos, constituyen una razón de mucho peso al momento de decidir cursar estudios sobre music business. Así lo asegura Xènia Tena Cardenal, becaria del Programa en Music Business de SAE Institute y hoy parte de la empresa barcelonesa Autoeditarte. Cursar estudios superiores en este sector resulta provechoso para aprender de forma práctica y teórica muchos aspectos dentro del negocio, lo cual obviamente abre las puertas a oportunidades profesionales. Sin embargo, al momento de salir al mercado laboral, influyen factores como la actitud y cuánto se ha aprovechado el grado, tanto en conocimientos como en contactos, puesto que un título no significa automáticamente tener la capacidad de aplicar lo aprendido.

Y esto, ¿cómo lo enseñamos?

Formar profesionales en music business, y específicamente en el área de producción de eventos y conciertos no es tarea fácil, pues es un oficio que no sale en los libros de texto y no tiene fórmulas específicas que aplicar. “Si bien es cierto que unos conocimientos teóricos son deseables para el trabajo como promotor, lo más importante no deja de ser la intuición, las relaciones humanas, la pasión y, en definitiva, valores más asociados a lo experiencial que a lo que uno puede aprender en un aula”. Así lo indica Daniel Molina, de Just Life Music, y quien hace diez años cursó un máster en Music Industry Studies en la Universidad de Liverpool. Para entonces casi no existían programas académicos que giraran específicamente en torno a esta industria.

Quizá por las razones expuestas por Molina, algunos de los programas de más éxito actualmente ponen su enfoque en gran medida sobre los aspectos prácticos de la industria, no solo en relación a la parte del directo, sino en todos los ámbitos de la misma. El ya mencionado Postgrado en gestión del negocio de la música, actualmente ofrecido por la IMB en alianza con el Conservatori del Liceu en Barcelona, resalta por un importante factor de emprendimiento dentro de la propia propuesta académica. Tal como lo explica Colomer, el curso está especialmente diseñado para que los participantes trabajen sobre un proyecto específico que ha de completarse para obtener el grado. “Hemos incorporado el módulo práctico IMB Artist Talent, en el cual los estudiantes pueden aplicar los conceptos teóricos del máster a la gestión de proyectos artísticos reales. Para la edición 2018/19 se está trabajando con nueve artistas con un presupuesto real de 1.500 euros para el desarrollo de sus proyectos, los cuales luego se presentarán en directo en el IMB Festival, que tendrá lugar en Sala Apolo. Los estudiantes también tienen la oportunidad de participar en la organización del evento, con un presupuesto real y en condiciones reales”, relata Colomer.

La posibilidad de hacer networking es un factor determinante dentro una industria como esta. Eso y contar con una visión global son elementos clave para tener éxito en la industria, dependiendo, claro, de los objetivos individuales de cada quien. Así, uno de los programas más ambiciosos disponibles actualmente en España es el Master of Arts in Global Entertainment and Music Business, ofrecido por Berklee, desde el 2012 en la ciudad de Valencia.

Este máster tiene la particularidad de ser ofrecido enteramente en inglés, debido a que su orientación es hacia una visión internacional y global de la industria, lo cual le aporta valor a la experiencia de estudiar en Berklee, según cuenta Manuel Costa, director de comunicación del campus. “La razón por la que se elige Valencia como sede del primer campus internacional de Berklee es una combinación de varios elementos: la tradición musical de la ciudad, el hecho de que aquí convergen diferentes culturas musicales y el apoyo dado por el gobierno regional”. El programa tiene un carácter sobre todo práctico, puesto que desde el primer día el participante está realizando actividades, como dirigir un sello discográfico, montar un pequeño festival u organizar una conferencia sobre la industria musical con invitados externos.

En la misma ciudad hay otras ofertas. Ofrecido por la Universitat de Valencia en alianza con Songsforever, el postgrado en Gestión empresarial de la música celebra este 2019 su octava edición online. Por una parte ofrece una mayor flexibilidad, pero por otra parte le aqueja el no ofrecer oportunidades de interacción reales con profesionales. También existen cursos que enseñan específicamente habilidades técnicas, en su mayoría de sonido e iluminación.

Es el caso de la escuela audiovisual de Fluge, Trade Formación. Se trata de una opción que permite una entrada casi directa al mercado laboral en oficios técnicos que tienen bastante demanda, sobre todo en España, que cuenta con un mercado de festivales cada vez más sólido. Sin embargo, esta no es la ruta si lo que se busca es ser promotor, mánager, entender el funcionamiento a gran escala de la industria u obtener un grado de educación superior.

Este texto de Julia Hernández se publicó originalmente en el décimo aniversario del Anuario de la música en vivo