Cuarta entrega de esta serie de conciertos históricos y nostalgia de la mano de periodistas musicales. Esta vez rescatamos el concierto que dio Kiss en la Plaza de Toros Monumental de Barcelona el 16 de octubre de 1983 de la mano del jefe de redacción de Mondo Sonoro, Joan Luna. Él mismo reconoce que podría haber optado por otros, como el primero de LCD Soundsystem en Razzmatazz o el de Sigur Rós en l’Aliança del Poble Nou. Pero el de Kiss fue el segundo concierto para Luna, con solo trece años. «Fue una experiencia que me cambió la vida», recuerda.
«Por aquél entonces era un heavy metalero convencido y esa era la primera gira de los Kiss en España que, por casualidad, fue la primera sin maquillaje», explica Luna. Con este preámbulo podemos imaginar que las expectativas era máximas. «Todas las que un niño de trece años podía tener depositadas en un grupo de características superheróicas como lo eran Kiss. Esperaba sangre, humo, rock’n roll, himnos…». Y eso es lo que ofreció el grupo.
De todos los momentos de aquél concierto, Luna se queda un recuerdo material. «El momento que se fijó en mi retina fue cuando Paul Stanley se sacó una cita de colores del brazo para echarla al público. La casualidad quiso que yo cogiese ese pedazo de ropa, ante lo que reaccioné gritando y saltando alrededor de mis amigos».
Fan eterno de Kiss
Luna reconoce que los nuevos trabajos del grupo han dejado de despertar su interés, pero se sigue definiendo como un «seguidor de Kiss por lo que han supuesto en mi vida. Fue el grupo de mi infancia y el que me llevó a escuchar música constantemente». El director de Mondo Sonoro ha ampliado sus gustos musicales, pero eso no significa que reniegue del que una vez fue su banda de cabecera. «Nunca he rechazado una etapa musical por la que haya pasado. En aquél momento era un heavy convencido y al mismo tiempo escuchaba a infinidad de bandas del movimiento new romantic. Era una mezcla extrañísima, pero a mí me funcionaba».
Tras el concierto de 1983, Luna ha vuelto a ver a Kiss en diversas ocasiones, «aunque no me han marcado tanto como aquella primera ocasión». Aún así, reconoce que la primera vez que los vio maquillados se volvió a emocionar.
