Artículo del director de Cap-Cap y vicepresidente de la junta de la APM, Xavi Manresa, para el ‘V Anuario de la Música en Vivo’
Sin duda, el IVA es uno de los problemas más graves con los que la industria cultural se enfrenta. La descomunal subida de 13 puntos que aplicó el Gobierno hace algo más de un año ha destruido tejido empresarial, con la consecuente pérdida de trabajos y el debilitamiento de un montón de compañías que se están enfrentando a situaciones muy delicadas. La medida nos ha restado competitividad respecto al resto de Europa y ha provocado un retroceso de años en la cultura que tendrá su reflejo en el futuro. Pero el ivazo no es más (ni menos) que una nueva piedra en el camino.
Tan o más sangrante que la exagerada subida del IVA es el hecho de que sigamos sin una ley de mecenazgo o patrocinio. Una asignatura que tenemos pendiente desde hace años y que, ahora que las administraciones no pueden llegar a casi ningún lugar, es más urgente que nunca. Una ley que permita al ámbito privado llegar allí donde ahora no alcanza el público y facilite el apoyo a la investigación en las universidades, a la educación y, por supuesto, a la cultura.
Una buena política fiscal favorable a incentivar dichas líneas de financiación puede marcar una tendencia positiva en el apoyo al sector y fomentar que en el país aparezcan expresiones culturales de todo tipo. Ejemplos de implicación del sector privado tanto en nuestro ámbito como en otros no faltan, y muestran que las aportaciones privadas pueden ocupar el espacio de las públicas con una gran efectividad.
Un país ejemplar en el incentivo del patrocinio privado a través de una política fiscal favorable es Colombia. La desgravación del 125% sobre el capital aportado que aplican a los mecenas está dando un resultado magnífico, a la vez que está restndo de manera notable la presión sobre las finanzas públicas.
En España no existen incentivos fiscales para las aportaciones privadas. La reclamada ley de mecenazgo, de momento, ni está ni se la espera. Un país que quiera proteger su cultura y su educación no puede permitirse el lujo de no tener unas reglas de juego bien claras y definidas, y el ámbito del patrocinio no las tiene. Lo único que pedimos desde el sector cultural es que se empiece a construir la casa por los cimientos. Es la única manera de dar estabilidad a un sector estratégico como la cultura, que está estrechamente ligada a la industria, al empleo y al turismo.