A la revista Rolling Stone se le ocurrió la gran idea de hacer una lista con los que consideran los mejores 40 discos de emo de la historia. No es una tarea fácil y el debate está servido. Ha pasado otras veces. A la vez, sabemos que hay mucha gente que no tiene muy claro qué fue exactamente el emo, y entre los que lo saben la definición tampoco es unívoca. Ahora bien, la discográfica BCore de Barcelona probablemente tiene entre sus filas a expertos fiables. Pues bien, han decidido responder a Rolling Stone, y vienen a decir que la revista anda equivocada. Lo que está claro es que en su lista alternativa hay un montón de joyas desconocidas:
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La realidad es que ya sean hacedores de hits o actores del underground, cuando un músico se sube al escenario lleva a cuestas un ego al que hay alimentar, y busca el aplauso y aprobación por su trabajo. Pero, «¿qué sucede con aquellos artistas que han querido llevar una vida artística enmascarada? No son pocos los que prefieren actuar ocultos bajo disfraces, llegando en ocasiones al punto de borrar cualquier rastro que pueda vincular su producción con el nombre que aparece en su documento de identidad. El misterio que los rodea provoca especulaciones y leyendas urbanas, y casi podríamos asegurar que ha acabado formando un canon de lo enigmático». Lo repasa Gerard Casau.
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Casi a modo de respuesta, esto es lo que dice el Niño de Elche: «Dar un concierto en cierta forma es exponer, pero en un concierto no se exponen solamente sonidos. Sobre esa lógica, si realizar un concierto es exponer, también se puede exponer un concierto, o sea, contar o mostrar un concierto, que también sería exponer sonidos». En definitiva, una manera extraña de exponer la visión de un cantaor, un artista, «sobre los eventos masturbatorios de los partidos políticos, que utilizan a la gente de acción artística —y más concretamente a los de acción musical o sonora— como colofón ajeno a toda invitación al debate», algo con lo que está totalmente en contra.
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Ni discreción, ni underground, ni casi nada de lo que venimos diciendo. Taburete es el grupo del hijo de Bárcenas y de Díaz Ferran, y se ve que lo están petando. Sobre todo, entre los pijos, y más entre los que se reconocen como tal. Hasta ahora, parece ser, no habían encontrado una expresión cultural con la que se sintieran tan identificados ni les representara tanto. Ahora sí. Es este grupo. Lo explica de maravilla Guiomar Roglan.
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