Un Epic Concert es aquel concierto que marcó un antes y un después en la trayectoria de un músico. A veces incluso dando pie a que comenzase una carrera después de producirse ese momento de ‘yo quiero dedicarme a lo mismo’. Es por este motivo que en APMusicales.com preguntamos a los artistas cuáles fueron sus Epic Concerts. Hoy hablamos con Anna Luppi:
Cuando era pequeña, mis padres tenían una caravana. En verano siempre nos íbamos de viaje por Europa, de manera bastante aventurera. Tengo bonitos recuerdos. Uno de estos ha sido en Francia, ya no me acuerdo ni en qué año podía ser. En una plaza de un pequeño pueblo (o así me pareció a mí) había un «one-man-band» show. Un Busker que tocaba guitarra, algunos elementos de batería, armónica, flautas y no sé qué más. La gente a su alrededor bailaba, cantaba, los niños jugaban, en fin, lo típico de un buen artista de calle. Por aquel entonces yo estudiaba piano, música clásica no más. Ver a ese tío tan alegre tocar música «diferente» y ver a la gente disfrutando, me hizo pensar que quizás había algo más que las partiduras y las horas de solfeggio y escalas en el piano. Otra cosa que pensé fue darme cuenta de qué el piano no se puede tocar por la calle, en cualquier momento.
Y ahí viene otro concierto que me ha marcado: un cuarteto de música de cámara en un teatro. Ahí venía también una flauta travesera, la primera que escuché tan de cerca y tocando solista. Tenía como unos 11 o 12 años. Me impactó tanto, ese instrumento me estaba llamando. Total, ¡quise empezar a estudiar la flauta además del piano! Por último, lo que me ha marcado mucho a la hora de escribir y componer son los grandes cantautores italianos, Lucio Dalla, Franco Battiato, Fabrizio De André, De Gregori (y muchos otros): banda sonora de mis viajes de niña en la caravana, compañeros de viaje cuando estudiaba, inspiradores cuando empecé a escribir mis propias letras.
El primer concierto de mi vida lo vi cuando tenía 8 años: en la plaza principal de Mantua, mi ciudad, se presentó el espectáculo de Lucio Dalla y Gianni Morandi, dos grandes músicos italianos; Por primera vez me di cuenta de que las canciones que salían de la radio del auto de mis padres podían convertirse en una sustancia viva en un escenario y unir a miles de personas. Más tarde, cuando tenía 16 años, vi un concierto de Alanis Morissette: siempre fui bastante tímida, pero al ver el poder de Alanis, quien cantó y corrió dominando la banda y la audiencia, creo que desató el deseo de poner en música mis pensamientos y mis historias para que lleguen a cuantas personas posibles, armada solo de mi voz».