Cristina Valencia / Creative Commons / http://blog.niumba.com/2014/03/13/los-3-barrios-mas-hipster-de-espana/

Bares musicales en Barcelona: ¿serán viables pese al IVA?

Fue el pasado mes de enero cuando el Heliogàbal, emblemático local del barrio barcelonés de Gracia, anunciaba que suspendía su programación de conciertos de pequeño formato, por miedo a las cada vez más frecuentes inspecciones de la Guardia Urbana y a incrementar el número de multas. A esas alturas, el local, que se aprovechaba de su condición de asociación cultural para organizar conciertos, ya había recibido dos multas por exceso de aforo, 22.000 euros en total. En la notificiación se señalaba además que había gente bailando y, con una interpretación restrictiva de la ley, hasta eso estaba prohibido si no existía una pista «ad hoc».

Lo que entonces parecía una tristísima noticia para cada vez más depauperada escena musical barcelonesa (hace meses se anunció el precinto de la asociación cultural El Arco de la Virgen, en El Raval, por carecer de la licencia de bar musical) se ha tornado esta semana en un hálito de esperanza gracias a una nueva interpretación de la legislación autonómica por parte del Ayuntamiento de la ciudad, que permitirá que bares, cafeterías y restaurantes acojan música en vivo, siempre y cuando se respeten una serie de criterios de seguridad, de aislamiento acústico y de horarios.

La noticia, acogida con optimismo por la plana mayor de los promotores consultados por Apmusicales, genera también cierto escepticismo entre quienes llevan años sufriendo la cara B de las condiciones aplicables a los conciertos. «¿Alguien ha pensado que durante los conciertos, los bares, restaurantes y cafeterías van a tener que cobrar un 21 por ciento de IVA en las consumiciones?», se pregunta Pascual Egea, presidente de la Asociación de Promotores Musicales. «No sé cuántos se apuntarán a esto», añade en respuesta.

El actual sistema fiscal obliga a los locales a gravar con el 21 por ciento tanto la entrada a un hipotético espectáculo musical como las consumiciones que allí se adquieren, algo que no sucede con las palomitas del cine, que tributan al 10 por ciento.

«Cualquier noticia que favorezca la música en directo es siempre bienvenida, aunque dudo de su viabilidad; no olvidemos que todos los locales no están preparados: insonorización, vecinos…», enumera en la misma línea Vicente Mañó, de Tratos, poniendo el acento en una serie de reformas que en algunos casos pueden alcanzar los 50.000 euros y que en el caso de Heliogàbal ya se están estudiando, en parte gracias a los fondos que obtendrán del concierto que el 5 de mayo reunirá en la sala Razzmatazz a las bandas Pony Bravo, Za! y Mishima.

Para Arturo Javier Cerviño, de COPE, lo positivo de este cambio de interpretación es que «se trata de hacer compatible los derechos de quienes la disfrutan y de los que se podrían ver afectados por esta actividad».

De hecho, la extensión del nuevo permiso se dará siempre que no moleste a los vecinos y por ello solo se tolerará un impacto acústico de hasta 30 decibelios hasta las 11 de la noche. Esta es la hora a la que tendrá que acabar el concierto sí o sí en determinados distritos con mayor densidad de residentes (Ciutat Vella, Gràcia, Eixample y Sants-Montjuïc), aunque para los demás, la música en vivo podrá sonar hasta el horario de cierre que fije su licencia (sin superar los 25 decibelios).