Malú - Giras 10 años
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Especial décimo anuario: Diez años de giras

La crisis y el ivazo golpearon un sector, el de la música en directo, que en los últimos diez años ha sabido aguantar el tipo años también gracias a la constancia en las giras de los artistas nacionales

Es prácticamente imposible llegar imaginarse la cantidad de kilómetros que los artistas, nacionales e internacionales, han recorrido por España entre 2009 y 2018. Diez años dan para escuchar casi dos millones de canciones de tres minutos cada una. Y son diez temporadas de unas promotoras abriendo champán a fin de curso para celebrar cifras redondas y de otras bajando la persiana por haberse arriesgado demasiado.

Pero 2018 fue uno de los mejores años que se recuerdan. “El momento actual del sector es mejor que nunca”, afirma Pino Sagliocco, presidente de Live Nation Barcelona y promotor con más de 40 años en la industria. Una conclusión compartida por muchos de los profesionales del sector que han cuadrado las cuentas sin demasiados apuros tras organizar centenares de giras.

Atrás quedan una crisis y una subida del IVA que ayudaron, por un lado, a fortalecer el sector y, por el otro, a destruir demasiados puestos de trabajo. Tal y como recuerda Julio Martí, de Serious Fan Music, el ivazo supuso “el hundimiento del Titanic”, y se llevó consigo ya no solo a promotoras, sino también a pequeñas empresas de sonido, de seguridad y de servicios. Para Óscar Piñuela, de 33 Producciones, “afectó sobre todo a la cantidad de recursos humanos” de los que se podía disponer, cosa que supuso una “ralentización evidente”.

Desde GTS, las dificultades supusieron un reto y una motivación extra. Maricruz Laguna, su directora de nuevos negocios, recuerda cómo lo afrontaron: “A través de la creatividad”. Y añade: “Intentamos que el público, para cuyo bienestar en definitiva trabajamos, no fuese el perjudicado y en ningún caso dejase de asistir a un concierto por motivos económicos”. Desde el lado positivo también lo lee Martí, asegurando que “ha nacido nuevo talento, mucho mayor que el de los últimos quince años”.

Pero las vacas flacas se empezaron a sosegar y la remontada culminó en 2017 con el retorno del IVA al 10 por ciento. Al instante aumentó la venta de entradas y el negocio volvió a su cauce, no sin antes dejar algunas lecciones. “Gracias a los años duros, todo el mundo ha aprendido a ajustar los presupuestos y a trabajar con rigor”, manifiesta el promotor de Serious Fan Music, antes de lanzar una reflexión sobre el impacto de la subida del IVA: “Si alguien auditara el valor del 21 por ciento –el paro que ocasionó y la reducción de ingresos–, dudo que el saldo fuera positivo”. Según él, eso demostraría lo mala que fue esa decisión política.

Vetusta Morla - Giras 10 años
Foto: María Macías / Pequeño salto mortal

Década de cambios

Todo empezó a finales de la década pasada, cuando ver un gran concierto en España, con independencia de su naturaleza o género musical, ya no era un milagro. El crecimiento era exponencial: aumentaban los espectadores, los conciertos, la recaudación… Así, el directo se convertía en el pilar de la industria, una posición que antes ocupaban las discográficas. “Si antes un artista sacaba un disco y hacía una gira para promocionarlo, ahora ocurre lo contrario: el trabajo discográfico es una herramienta para desarrollar una buena gira”, apunta Laguna, pues “el público ahora quiere ver a los artistas en directo”.

Muchos de estos espectáculos, a principios de la década, estaban sostenidos por ayuntamientos y patrocinadores. Pero llegó la crisis, recortaron los presupuestos en cultura, subió el IVA y cayó la programación de conciertos gratuitos. En esta línea, Piñuela considera que el mayor cambio en los últimos diez años “ha sido la adaptación del público, que ha sabido dar el salto del modelo de conciertos gratuitos al de pago”.

Esta coyuntura propició que solo colgaran el cartel de entradas vendidas aquellos que eran capaces de ofrecer un show que trascendiera lo musical, que quedara grabado en la memoria de los espectadores. Y los que cumplían con esta premisa eran las estrellas internacionales. Para los grandes promotores, contar con U2 o Bruce Springsteen minimizaba los riesgos. A día de hoy, los foráneos de renombre siguen siendo apuestas seguras, pero si es así es porque alguien apostó por ellos cuando su nombre no era una marca tan reconocida. 

La radiografía, para entonces, era clara: sold out para estrellas consagradas en grandes recintos y declive del número global de giras y asistencia en las salas de conciertos. El panorama de música en directo en España se empobrecía y artistas acostumbrados a llenar en Francia y Alemania no lo hacían en España. Esta pérdida de competitividad también revertía en la oferta. 

Los promotores no querían asumir riesgos y dejaron de apostar por nuevas voces. En 2014, por ejemplo, Íñigo Argomániz, de Get In, aseguraba que lo que mejor les había funcionado era “lo clásico”, para confirmar que fue un año basado en proyectos consolidados y con amplias bases de fans.

La gestión de las carreras también ha padecido cambios. Piñuela recuerda que, antes, si el autor conseguía posicionarse en las radios, el promotor tenía más de la mitad del trabajo hecho. “Hoy en día hay muchos más factores determinantes, como la calidad del trabajo, las redes sociales, saber medir los aforos, la propuesta del directo y su calidad, etc”, expone. Martí, por su parte, repara en la aparición de nuevos retos. Cita, por ejemplo, la necesidad de contratar seguros y la lucha contra la reventa de entradas, y afirma que desde el sector se trabaja para que las el público las adquiera solo en canales oficiales. Según él, los desafíos ayudan a “enriquecer la producción musical”, ya que exigen más “rigor y calidad”, y llevan “hacia un mundo en el que la música quede favorecida”, concluye el también vocal en la junta directiva de APM.

Y década de éxitos

La lección, tras tantos años de penurias, es que el esfuerzo y la perseverancia tienen premio para los artistas. Y así intentan inculcárselo mánagers y promotores.

Malú, Pablo Alborán, Pablo López, Vanesa Martín, Vestusta Morla y Christina Rosenvinge son algunos de los ejemplos que validan la teoría y en el 2018 recogieron los frutos de lo que llevaban años sembrando. Todos ellos conforman, en diferente grado, una pequeña muestra de cómo esta década, al final, también ha conllevado grandes éxitos. Quizá no todos han visto cómo sus fans acampaban en las puertas de los recinto para verles o cómo sus discos les proporcionaban cifras récord, pero sí han visto reconocidas sus carreras tanto por la crítica como por el público.

Pero antes, es necesario hacer una retrospectiva. La situación era complicada y soplaban vientos de reinvención para los españoles. Así, consolidados como Alejandro Sanz, Miguel Bosé y Raphael apostaban por abrir nuevas plazas en América Latina. “Es un mercado en constante evolución y entrar en él es una prioridad absoluta para cualquier artista”, cuenta Laguna, que pone como ejemplo a David Bisbal. En 2014 ya llevó la gira de presentación de Tú y yo por México, EE.UU., Puerto Rico, Argentina, Chile, Venezuela, Uruguay, Brasil, Perú y Bolivia. Era un recorrido similar al que siguió Joaquín Sabina en la celebración de los quince años del 19 días y 500 noches.

Así, Latinoamérica sirvió para no quemar al público patrio, para que sus canciones conectaran con nuevos públicos y para conseguir más ingresos. Es por ello que durante estos diez años, conseguir penetrar en ese mercado se ha convertido en una obsesión tanto de promotoras como de artistas.

Pablo Alborán lo tuvo claro desde que empezó su carrera a finales de la década pasada. Las redes sociales lo convirtieron en un fenómeno global y en su primera gira a lomos de su disco homónimo Pablo Alborán ya visitó el otro lado del charco. En 2018 empezó la gira de presentación de Prometo con 26 fechas en Latinoamérica y a finales de año se alzó en España, junto a OT, como el artista que más gente había congregado.

“Vamos a formar una tremenda. Si en la gira pasada tocamos el cielo con las manos, en esta queremos andar volando por ahí”. Con esta ambición anunciaba Pablo López el tour Santa Libertad de presentación de su disco Camino, fuego y libertad, que ha supuesto un gran paso en su carrera. Con 71 conciertos y 164.508 espectadores se colocó en el cuarto puesto del ranking.

El de Fuengirola es uno de los paradigmas de cómo puede ser el crecimiento orgánico de un artista durante estos diez años. Surgió de Operación triunfo en 2008 pero no fue hasta 2013 que Universal editó Once historias y un piano. Esos cuatro años le sirvieron para abonar el terreno a base de colaboraciones, participaciones en giras como la de Bustamante y apariciones en programas de televisión. Después de eso, ganó premios, giró por Latinoamérica y trabajó con David Bisbal, Jamie Cullum y Alejandro Sanz, entre otros. Con esta fórmula, paso a paso y con tenacidad, los teatros que en 2015 vivieron la puesta de largo de El mundo y los amantes inocentes fueron sustituidos por recintos como el Palau Sant Jordi en 2018.

Explica Fernando de García, director de Forever Music Project, que hablando con el cantante, pudo ver que tenía “una idea muy clara de lo que quería”. Así, además, defiende que Pablo López “sujetó con mano diestra a los posibles intereses económicos, para poder hacer lo que él sentía y quería”. “Algo muy difícil y fruto de un buen trabajo realizado por un artista que, si nada se interpone en su camino, tendrá una larga carrera”, añade el promotor.

Giras 10 años - Pablo López y Pablo Alborán
Foto: Juanlu Vela

La consolidación del indie

La noche de San Juan de 2018, la explanada exterior de la Caja Mágica de Madrid fue testimonio de un auténtico hito en la historia de la música indie en España.

Vetusta Morla consiguió vender 38.000 entradas para el último concierto de presentación del disco Mismo sitio, distinto lugar, que sumó un total de 135.000 asistentes en 19 ciudades y 20 conciertos. Es la oficialización, ya anunciada en 2015, de que grupos alternativos como Izal y Lori Meyers son capaces de asaltar grandes recintos.

Para el grupo de Tres Cantos, estas cifras son el fruto de lo que empezó con su primer largo en 2008. Entre un hito y otro, hay escenarios pequeños, fiestas populares, largas giras por festivales, la apertura hacia América Latina y Europa y precaución a la hora de pedir dinero a sus fans al convocarlos en recintos cerrados. Un ejemplo de ello fue en 2005, cuando llenaron la madrileña sala El Sol a un euro la entrada.

Cuatro años atrás, cuando empezaron a llegar a audiencias masivas, incluso al director de Esmerarte y mánager del grupo, Kin Martínez, le sorprendía la situación: “Casi es un milagro que exista algo tan inusual como Vetusta Morla. Nunca se respeta al nacional como al internacional”.

La mujer, el reto pendiente

La década ha modificado de manera considerable el panorama, pero no ha roto el techo de cristal para las artistas españolas. Los rankings de asistencia a las giras sitúan a muy pocas mujeres entre el Top 10. Desde 2013, solo cuatro de 28 nombres. Malú, como nota disonante, aparece primera en 2014, con 450.000 entradas vendidas y 60 conciertos; segunda en 2016, con 280.000 espectadores y 47 shows; y cuarta en 2013, cuando reunió a 125.000 personas en 36 fechas. En 2017 Vanesa Martín e India Martínez entraron en el cuarto y octavo puesto, respectivamente, en 2017. Y en 2018, Rozalén alcanzó el octavo lugar, al congregar a 91.492 personas. Ya en 2016 había acumulado buenas cifras, con 53 conciertos y 35 sold out, la mayoría de ellos en teatros.

Preguntada sobre esta cuestión, una de las mujeres fuertes del sector, Maricruz Laguna, de GTS, resalta la profesionalidad de las artistas a la vez que muestra su preocupación. “Nos dice mucho sobre lo que aún nos queda por hacer”. Y en este mirar al futuro, pone sobre la mesa algunos de los nombres de mujeres que darán que hablar: Aitana, Amaia, Ana Guerra y Miriam Rodríguez. Por último, aprovecha para reconocer a la asociación MIM (Mujeres de la Industria de la Música), “quiénes están haciendo una grandísima labor por la igualdad de género”.

Por su lado, Óscar Piñuela, director de 33 Producciones y también mánager de Vanesa Martín, estima que “el talento se abre camino por encima de cuestiones de género y son muchas las mujeres con un gran número seguidores”. “La asistencia a los conciertos es el resultado de haber realizado previamente un buen trabajo para posicionar al artista”, reflexiona el promotor, que añade que “ahí es donde habría que poner el foco”.

El reconocimiento, por otro lado, también va llegando poco a poco a las mujeres de la industria. Es el caso de Christina Rosenvinge, que recibió en 2018 el Premio Nacional de las Músicas Actuales. La distinción le ha llegado tras una carrera de más de 30 años siendo una rara avis. Y es que para llegar a ser un referente del pop rock independiente las ha visto de todos colores.

Tal y como declaró ella misma en una entrevista: “Ha habido muchos años en los que lo tuve difícil por el camino que escogí. No era placentero. Siempre me ha llamado ir a un lado no tan popular ni con tanta recompensa económica”. La experimentación que imprimió en alguno de sus discos no gustó a la crítica y la industria no lo entendió. Pero al fin, y a pesar de haber bordeado el circuito a través de caminos alternos, el talento y la constancia encontraron su recompensa.

Es muy probable que en este 2019, las cifras no alcancen cotas tan altas, después de un récord como el 2018, pero es innegable que los directos en España pasan por un momento de buena salud. Para concluir, Julio Martí lanza una petición: “Estamos obligados a hacer música y a buscar mejores compositores, una función tan importante como la propia industria“. No hay que olvidar que ha sido una década compleja y de aprendizaje. Con la crisis y la subida del IVA aún presentes en la memoria, las lecciones tienen que servir a profesionales y artistas para que no pequen de codicia. Y que así el público pueda disfrutar.

Este texto, del periodista Roger Font, ha sido originalmente publicado como apertura de sección en el décimo aniversario del Anuario de la música en vivo