Ilegales reivindican 30 años de vigencia de canciones como Europa ha muerto con Mi vida entre las hormigas, en el que recopilan sus mejores temas e incluyen un documental dirigido por Chema Veiga y Juan Moya que retrata a la autoproclamada banda más salvaje de la música en español. Apmusicales charla con Jorge Martínez, su fundador, vocalista, compositor y líder.
PREGUNTA: En el documental no se oculta ni los hurtos que llevasteis a cabo en vuestros inicios para financiar el grupo…
RESPUESTA: El primer equipo de Ilegales, en una época en la que era muy complicado conseguir uno, se lo debemos a la iglesia. Advertimos que al cura le daban lo mismo los micrófonos que una patata pintada de purpurina con un cable y creo que así ofició varias misas.
P: ¿Tenían las canciones de Ilegales también algo de sermón?
R: Ilegales era un púlpito para expandir mensajes necesarios y para que se entendieran las letras hacía falta un gran sonido que propiciara la nitidez.
P: ¿Y cuál era la tónica general de vuestros mensajes?
R: Reivindicamos en los años 70 la posición del macarra cuando se sacralizaban las bondades de una izquierda culta, quizás excesivamente ñoña y monjil. Por eso pensamos que había que revitalizar una nueva invasión de bárbaros con sangre vivificante. La furia es necesaria, porque la mansedumbre es lo más peligroso que le puede pasar a un pueblo.
«La furia es necesaria; la mansedumbre es lo más peligroso que le puede pasar a un pueblo»
P: ¿Así recordáis el provocador estreno de ¡Heil Hitler!?
R: Fue en un concierto de Miguel Ríos de la gira Bienvenidos, ante 15.000 personas. Teníamos dos canciones sonando en Radio 3 y nos encontramos con todo el público coreándolas. Decidimos estrenar esta para liarla y yo llevaba hasta una gorra nazi por si la cosa no se calentaba suficientemente. Me la puse y la tocamos. Los jipiosos, que eran más dogmáticos que los hippies, entraron al trapo enseguida. Más de 10.000 personas querían matarnos.
P: Una de las dificultades en la elaboración del documental ha sido la escasez de documentos televisivos vuestros. ¿Por qué?
R: No nos interesaba, dado el bajo nivel de los técnicos y profesionales que se dedicaban a eso que llamaban «rock y otras músicas».
P: Y a pesar de esa falta de promoción, había disputas por poder asistir a vuestros conciertos…
R: A diferencia de lo que pasaba con grupos que salían constantemente en televisión, pero a los que luego nadie iba a ver cuando había que pagar, a nuestros conciertos entraban dando saltos por haber conseguido una entrada.
P: Tampoco se ocultan las diferencias y problemas en el seno de la banda…
R: Es un error transmitir una imagen monolítica de los grupos hacia el exterior. Las artes y más la música, que se practica en grupo, tiene muchas fisuras; cualquier arte es fruto de los conflictos, a veces internos a las personas, que suelen ser los más feroces.
«El público de Sudamérica es de letras y entiende las canciones; en Europa somos de ciencias»
P: Fuisteis además de los primeros en organizar giras musicales en España…
R: El primero que tuvo huevos de hacerlo fue Miguel Ríos. La segunda también la hizo él. La tercera y la cuarta las hicimos Ilegales. De mi generación, nadie hizo una gira. Iban donde los contrataban, como bolos, pero no hacían giras, jugándosela así.
P: ¿Y por qué no?
R: No se arriesgaban porque iban a palmar. En aquel momento los conciertos los pagaban los ayuntamientos o empresarios desconocedores de la situación, confiados en que un grupo muy mediático les iba a reportar dinero. Para nosotros sí era rentable.
P: Viajasteis hasta Latinoamérica. ¿Es un público diferente del español?
R: Es un público más caliente. Las emociones son más fuertes, como el clima. En un país como Ecuador, la gente de Quito o la de Guayaquil es completamente diferente, pero comparten ese calor, esa efervescencia. También Colombia. Me gusta mucho Sudamérica y su público me encanta, porque son de letras; ellos sí que entienden las canciones, no en Europa, que somos de ciencias.
Ilegales actúan este jueves en Torrelavega (Cantabria), dentro del Festival Soundcity.