Iñigo Argomániz: «Pasión por la música»

Es verdad. Nos hemos convertido en empresarios, en grandes grupos, y nos hemos acostumbrado a ir siempre a los negocios. Pero tiene que haber algo que nos haga distintos, y eso es justamente lo que echo de menos. La parte humana. No la descuidemos. Si todo esto se mantiene, es porque hay alguien que está detrás.

A algunos les ha ido bien, a otros, no tanto. Unos se han hecho grandes, y otros, más grandes. Pero si hay algo que distinga realmente al sector es que ha habido personas que han puesto en marcha un negocio de la nada. La misma APM, por ejemplo, empezó con unas diez empresas y hoy son más de cincuenta. Un pequeño dato para hacerse una idea de lo que ha costado poner las bases de este negocio.

Va pasando el tiempo y hemos entrado en una vorágine y una dinámica de trabajo que a veces nos hace desatender la parte humana. No trabajamos con máquinas u objetos, sino con managers, músicos y público. No podemos descuidar algunos de los valores que definieron al rock… No importan los estilos, las creencias o las maneras de hacer. Lo que importa es hacer que la gente se lo pase bien.

Siempre hemos alardeado de qué tipo de personas estábamos detrás en este negocio, de que había un punto de pasión, de locura, de hobby y de fan. Hoy no todo el mundo es así, y parece normal, pero esto lleva a otra cosa… Aunque los tiempos presentes sean distintos no debemos olvidar el respeto a los compañeros, el aprecio que nos tenemos, aun sabiendo la competencia atroz que marca el negocio, y la APM es un buen foro para recordar quiénes somos y de dónde venimos.

Artículo publicado originalmente en el VIII Anuario de la Música en Vivo