Red Hot Chili Peppers en el FIB 2017. Foto: Liberto Peiró.

La nueva batalla por los ‘slots’

La irrupción de los festivales ha cambiado por completo las reglas del juego. Pero hay fenómenos que resisten el paso del tiempo. Tras 20 años, las giras internacionales siguen estando protagonizadas por los mismos artistas.

Despertar tras años en coma en un momento en que la realidad se vive a golpe de stories debe ser un suceso algo traumático. ¿De verdad hoy en día lo que gusta son los vídeos selfie con orejas y nariz de perrete? En un momento así, hay pocas cosas que se mantengan en su sitio. Hay pocas cosas que indiquen que los años no han pasado, o no han ido a peor, al menos. Pero los grandes nombres que copan las listas de giras más exitosas se mantienen –casi– exactamente como antes de entrar en ese sueño profundo. Sí, tranquilo, Guns N’ Roses estaban petándolo hace dos años; exactamente donde tú los dejaste.

Algo sí ha cambiado en el panorama musical estos últimos años. Han surgido grandes monstruos a escala mundial. Lugares donde la gente escucha mucha música, de una vez: los festivales. Son pocas las carreras que viven ajenas a los line up y pueden mantener su actividad en grandes plazas y estadios.

Haya uno despertado del coma o no, lo cierto es que los grandes nombres internacionales que ocupan los principales espacios siguen siendo similares a los de décadas atrás. El esperado reencuentro de Guns N’ Roses fue una de las giras más taquilleras de 2017, sólo superada por la de U2. Según la publicación comercial internacional Pollstar, la recaudación de los bolos del grupo capitaneado por Axl Rose se fue a los 292,5 millones de dólares (2,68 millones de tickets vendidos en 81 conciertos). Sólo en España metieron a 100.000 personas en sus citas en San Mamés y en el Vicente Calderón.

Pero no es casualidad que algunas de las mayores giras de las últimas décadas sean de bandas con una trayectoria superior a los veinte años de carrera: por lo general, los que han llegado al olimpo del estadio, se han quedado. Según las cifras del Anuario de la música en vivo de APM, en 2016 Bruce Springsteen vendió 160.000 entradas en tres conciertos; Coldplay figuraba en la segunda posición, con un doblete en Barcelona con 110.000 personas. Y el Top 3 lo completaba Red Hot Chili Peppers, 66.000 personas en sus cuatro fechas en España. Cerraban la lista, nada menos que las míticas bandas y artistas AC/DC, Silvio Rodríguez y The Cure.

¿Solo Ed Sheeran?

Y no hace falta remontarnos a 2016 para echar cuentas del fenómeno. Pollstar indica que actualmente los artistas con mayor impacto no son precisamente pipiolos. Al cierre de este artículo, en el Top 10 de su ranking, que clasifica a cada artista por su volumen de caja promedio bruto por ciudad en todo el mundo y se basa en datos reportados en los últimos tres meses, siguen apareciendo cantantes más que consolidados: Elton John, Phil Collins, o… ¡Cher! Hay que alejarse de las posiciones delanteras para encontrar savia nueva. En el número 8 figuran los Jonas Brothers y en el 9, Ariana Grande.

Muy probablemente, uno de los pocos artistas menores de 30 años que podrían aparecer en esta clasificación, si anduviera girando, sería Ed Sheeran. El artista británico ha tenido gran penetración en el circuito internacional. En la lista de mayores giras de 2018 en el mundo, Ed Sheeran se alzó hasta el número tres, al vender un total de casi cinco millones de tickets para 94 conciertos ofrecidos en 53 ciudades del mundo. Y parece que el éxito no fue pasajero. No en vano, Sheeran consiguió despachar más de 70.000 entradas en las tres primeras horas de venta para sus conciertos de este 2020 en Barcelona y Madrid (Estadi Olímpic Lluís Companys y Wanda Metropolitano).

¿Por qué él sí y no otros? Trata de hallar respuesta uno de los respon- sables de su éxito, el director de Mercury Wheels @ Live Nation, Barnaby Harrod. “La primera oferta que le hicimos a Ed Sheeran en 2012 fue la Sala Apolo. Ha tardado seis años en llenar estadios en España, un ritmo rápido. La gente se pregunta por qué él. Y la cuestión es que todos sus temas suenan, son pegadizos. Esa es la clave”. Ed Sheeran, a su vez, es uno de los artistas con más streams, pero no siempre ese baremo sirve para medir el éxito en las giras.

En su día pareció que el streaming en YouTube y demás plataformas sería una variable precisa para medir cuán provechosa sería una carrera. Pero eso no se corresponde siempre al directo. El rapero Drake, por ejemplo, fue uno de los artistas más escuchados en Spotify en 2018 con Scorpion, pero el canadiense logró recaudar sólo 4 millones de dólares en su gira mundial. “Me cuesta mucho fiarme de los likes. Un artista puede tener millones de streams, pero cuando viene aquí, si las entradas cuestan 50 euros,
la sala puede estar medio vacía. La gente que está en redes es muy joven y por desgracia no pueden pagar grandes precios de tickets”, explica Núr Cardil, asistente de dirección y promotora en Clipper’s Live. “Las cosas que funcionan un tiempo por su imagen suben y bajan rápido, por eso la importancia de las canciones”, acompaña el responsable de Mercury Wheels @ Live Nation.

La realidad es que las cifras del histórico de giras más recaudadoras, y por tanto de los artistas con mayor éxito comercial, siguen estando plagadas de leyendas musicales. Y más concretamente, de bandas. Pero la edad no es el único elemento que distingue esas grandes carreras, también lo hace el género. “Las bandas de súper nombre son de hombres. En cambio, las mujeres son más solistas. No hay una sola banda de mujeres de los ochenta que hayan llegado hasta los dos mil. Pero ahora es cierto que venden muchos tickets solistas mujeres. Pero eso puede cambiar: el grupo HAIM acabará siendo importante en un futuro no demasiado lejano. Aún así, sigue costando mucho romper con esa lógica de grupo-hombre”, dicta Cardil, que se encarga de la programación internacional en Cap Roig.

«Fuera del circuito de festivales hay una abismal variedad de nombres y muchos nuevos nombres que van llegando que dan posibilidades infinitas a los promotores».

Carol Rodríguez, Producciones Baltimore
Billie Eilish actuando en el WiZink Center. Foto: Juanlu Vela

Estadio vs. festival

Si hablamos de taquilla, nadie puede discutir la hegemonía en directo desde los años ochenta –cuando empezaron a contabilizarse las datos de giras– a The Rolling Stones y Pink Floyd. En la década de 1980 la gira más exitosa fue la de Pink Floyd para promocionar A Momentary Lapse of Reason; en los 90 fueron los Stones los que se alzaron con la medalla de oro. Los 2000 fueron para U2. Fue un espejismo temporal, pues la realidad es que cada vez que los Rolling sacan la carretilla del directo a pasear, no tienen rival. Y, por su parte, Pink Floyd ha generado más de 1.000 millones de dólares en venta de tickets entre 1987 y 2017. ¿Podrá el citado Ed Sheeran figurar en alguna de esas listas en los próximos años? Se antoja difícil. Aunque, hay datos para mantener esperanza.

Por ejemplo, el caso de Billie Eilish en 2019 con su When we all fall asleep, where do we go?. El día del recital de la americana, todo eran personas de no más de metro y medio de estatura, ataviadas con gorros de color verde fosforito. Relevo generacional. Sus padres solo les acompañaban; horas y horas de espera en los afueras del Palau Sant Jordi de Barcelona. La gira de Billie Eilish, la más destacada del pasado año con un nombre nuevo internacional, metió a 20.000 personas en Madrid y Barcelona. Ya está confirmada, eso sí, en el Mad Cool Festival. Ahí es donde, al parecer, sí se producen las nuevas disputas. Los festivales marcan la agenda.

“U2 y The Rolling Stones juegan en una liga superior, donde también están artistas como Beyoncé, Lady Gaga o Madonna. Son artistas de grandísimos espacios. Fuera del circuito de festivales hay una abismal variedad de nombres y muchos nuevos nombres que van llegando que dan posibilidades infinitas a los promotores”, determina Carol Rodríguez codirectora del Low Festival y socia de Producciones Baltimore. Giras internacionales y festivales juegan partidas diferentes a las cartas; pero los festivales no son mucho más sorprendentes en las manos.

Coldplay en Las Ventas de Madrid. Foto: Juanlu Vela.

De hecho, algunos periodistas musicales han criticado que los carteles de los festivales son demasiado parecidos. Barnaby Harrod opina que la similitud de la oferta surge porque hay pocas bandas que puedan mover un volumen tan grande de personas en un mismo año. “Los carteles se parecen porque hay grupos que deciden que van a girar. Radiohead ha parado de realizar festivales por un año. Pero cuando van de gira, llevan veinte camiones y diez autobuses, pues no van a hacer un festival y ya, porque no lo van a amortizar. Los carteles se parecen por eso. ¿Cuántos grupos hay al final que metan a tanta gente? No tantos”.

«Si quieres tener una carrera longeva, y crear tu base de fans de manera orgánica, debes tocar junto a otros nombres y para gente que paga por ti.»

Barnaby Harrod, Mercury Wheels @ Live Nation Barcelona

Harrod niega la estrategia, surgida diversas veces en medios de comunicación, de que con los grandes nombres las agencias coloquen a más artistas en los festivales. “Ningún agente va a cerrar un gran grupo y va aprovechar para a meter a otros más pequeños. Los agentes no son mánagers. Los agentes trabajan para las bandas, si una banda grande se entera… Quizá le echa. Eso sí, si tu eres amigo de un agente y has cerrado un grupo y él está buscando fecha para otro grupo, puedes hacerle el favor, pero no es algo que funcione por sistema”.

El nacimiento de los festivales sí que ha supuesto un cambio de mentalidad en las bandas, según el Head Promoter de Mercury Wheels @ Live Nation. “El problema que tengo yo con grupos es que sienten que han tocado en España por tocar en un festival español. Si quieres tener una carrera longeva, y crear tu base de fans de manera orgánica, debes tocar junto a otros nombres y para gente que paga por ti”, define el promotor de Mercury Wheels @ Live Nation.

Son pocas las bandas nacidas al calor de los festivales las que luego pueden desarrollar una carrera estable en escenarios nobles. Tame Impala son unos fijos de los grandes festivales desde InnerSpeaker (2010). Han pasado por diversos festivales y en 2019 presentaron su último disco en lugares como Berlín (Parkbühne Wuhlheide) o Londres (The O2, con aforo para 20.000 personas). Lejos de volúmenes de estadio. Interpol, otro habitual del Primavera Sound y movidos por Live Nation, no pudieron sumar más que un Razzmatazz en Barcelona. Estadios y festivales, de momento, hablan lenguajes distintos.


Este texto de Yeray S.Iborra ha sido originalmente publicado en el ‘Anuario de la música en vivo 2020 – Especial 20 Aniversario‘ de la Asociación de Promotores Musicales.