El Molino
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Los revolucionarios de antaño y el futuro incierto

Empezamos con una gran historia de Eduardo Suárez que hay que leer, en la que la música es circunstancial, pero lo tiene todo: vida bohemia y luces de neón. Hablamos de ‘Sticky Vicky’, la estrella de las noches picantes de Benidorm, con una personalidad arrolladora y esa nostalgia excéntrica de algunos de los más grandes artistas: «Yo soy muy franquista«, proclama sin tapujos. «Cuando murió Franco, los artistas nos fuimos a pique. Vino el desnudo y las bailarinas nos quedamos sin trabajo. Querían a chicas que hicieran porno y que alternaran con los clientes. Ese mundo no era para mí».

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Vicky había crecido en la Barcelona del Paralelo. Corrían los años 70, y era esa época que también vivió el cantante boletaire y galáctico catalán Jaume Sisa. «Ahora un pobre puede tener una pantalla de plasma, móvil y coche, pero yo, que soy de familia humilde, no recuerdo tener nada en casa y toda la sociedad era pobre, y si nos situamos en los años 30 aún había más pobreza. Los obreros trabajaban 12 o 14 horas y eran pobres. Todos estos de la CUP y del 15 M me parecen gente bien intencionada, pequeños burgueses que no han pasado hambre, personas con formación», dice Sisa en una entrevista con Luis Hidalgo.

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Pero esa desconfianza nostálgica choca con iniciativas reales que afrontan la realidad y le dan un cariz de esperanza que todos necesitamos. Es así, por ejemplo, en el caso del proyecto Barrios Orquestados, que inició el compositor, director de orquesta y profesor José Brito, quien diseñó en 2012 una metodología a través del aprendizaje oral y mimético para enseñar instrumentos de cuerda frotada a niños. Hoy imparte formación musical gratuita en siete barrios repartidos entre Tenerife y Gran Canaria y, también, en el campo de refugiados de Kara Tepe, en Lesbos, que en la actualidad aloja a 2.000 personas, y entre ellas 350 menores de edad. Lo explica Alba Díaz.

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En la otra punta, en el supuestamente tan avanzado mundo de los Estados Unidos de América, los músicos siguen movilizándose en contra de su nuevo presidente electo, Donald Trump. Al parecer, por primera vez nadie quiere tocar en la ceremonia de investidura. La lista de grupos y cantantes que han dicho no es grande, curiosa y crece por momento. Entre ellos están Elton John, Céline Dion la banda neoyorquina Kiss. En las antípodas de la enorme popularidad del presidente Obama, cuyos conciertos en la Casa blanca son legendarios.

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