Autora de la imagen: Cristina Bejarano

Marilia: «En la música en España prácticamente no existe clase media»

Marilia Andrés apuntala su carrera en solitario con la publicación el pasado viernes de un segundo disco, Infinito, que bebe mucho de lo vivido en una gira previa por salas del país en la que cantó en formato semiacústico sus principales éxitos como autora, incluidos los de la época de Ella Baila Sola. Tras una presentación en vivo en la madrileña Galileo Galilei, empieza de nuevo a girar.

PREGUNTA: ¿De dónde nace este disco entre discos?
RESPUESTA: De una gira acústica en la que era el público el que pedía canciones y gracias a ellos redescubrí algunos de mis propios temas. En una de esas peticiones que recibí, con formato de fotografía, una maestra posaba con sus alumnos delante de una pizarra en la que podía leerse «infinito». A partir de ese día la incluí en el repertorio.

P:¿Por qué la hizo en formato acústico?
R: Para adaptarme a los lugares pequeños, tenía sentido ir con guitarra y voz, además de percusión y batería. Me di cuenta de que quería un disco con el sonido conquistado hasta entonces. En ese sentido, es un reflejo honesto de cómo habían sido esos conciertos.

P: Recuperas 20 años de canciones. ¿Eres una persona nostálgica?
R: Nada, soy más de vivir el momento y aprovechar las opciones que te sirve el presente. No me exijo a mí misma la perfección, sino de disfrutar más del proceso que del resultado.

P: ¿Qué representó Cuando los sapos bailen flamenco?
R: Fue la primera que me impactó por su éxito, pero la compuse como una más en casa de mis padres. Fue la discográfica la que la escogió como sencillo y luego la gente la que la hizo grande. Cuando la canto, ni me oigo de lo que la corea la gente, y estoy muy agradecida. Si supiera dónde nacen las buenas canciones, iría allí más a menudo, como dijo Leonard Cohen. A mí fue una de las canciones que me abrió las puertas de muchos corazones y que me permitió seguir sacando discos y hacer conciertos.

P: La penúltima canción que interpretaste en Galileo Galilei fue Amores de barra, la única del disco de la que no eres autora en solitario. ¿Por qué es importante?
R: Fue la única número 1 en todos los países de Latinoamérica a la vez. Además, plantea una historia que estamos acostrumbrados a escuchar de un hombre, pero con una mujer como protagonista, y eso resultaba divertido. Por último, no quería dejar fuera algo que para mucha gente fuese especial. Para mí también lo fue, por eso quise que estuviera.

«No quiero privarme de ir a conciertos, a no ser porque las entradas sean carísimas, y eso me ha pasado mucho estos años»

P: ¿Por qué es importante para ti como artista asistir a conciertos?
R: Para mí significa nutrirme y responde a mi curiosidad por saber qué se está haciendo. Además, me gusta el directo y no querría privarme de ello, a no ser porque las entradas sean carísimas. Eso me ha pasado mucho estos años. Iría a todo, pero el precio me obliga a organizarme.

P: ¿Qué representa para ti el directo?
R: Es diferente, pues aporta algo que no da el disco. Es una comunicación muy especial y creo fervientemente en él. Hasta del concierto que no me gusta siempre me llevo algo.

 

P: ¿Cómo ves la situación del músico actualmente?
R: En nuestro país nos queda por dignificar la profesión de músico. Prácticamente no existe clase media. Para la industria es sólo éxito o fracaso. Pero es en realidad un oficio, como cualquier otra profesión. En otras aceptamos más fácilmente que el tiempo es necesario para aprender y que puede ser un grado. Aquí aún no se valora las horas de trabajo detrás de un instrumento, se considera una profesión adolescente. Lo es en el sentido de que hay una apuesta brutal de uno mismo con eso que sueña o quiere hacer. Ese derecho a disfrutar de nuestro trabajo y ser felices lo tenemos todos.

«El trabajo de una mujer músico se considera después de comentar si es guapa, lo que lleva puesto… Es muy aburrido»

P: ¿Lo hace aún más complicado ser mujer?
R: Sí, si a esto se le suma ser mujer, está aún menos reconocido. El trabajo de una mujer se considera después de comentar si es guapa, lo que lleva puesto, si dice lo que uno diría o no. Es muy aburrido y cansado. Vamos avanzando juntos hombres y mujeres y estamos cambiando esta forma de mirar, pero queda camino por recorrer. El primer single y único tema inédito del disco, Si no es un sí es un no, invita a decirse un sí enorme a cómo somos, con nuestras cualidades y diferencias.

P: ¿Recuerdas qué te llevó a los escenarios?
R: Fue una obra de teatro. Tenía un tío que se inventó una historia, Los cómicos de la lengua española, e iba por pueblos a representar obras de teatro clásicos. En su compañía estuvo Kiko Veneno. Yo era diminuta y quedé fascinada. Aunque ya hubiese visto televisión, fue eso lo que despertó en mí una nueva forma de comunicar, porque tenía que ver con la emoción del que está actuando.

P: ¿Qué conciertos te han marcado como artista?
R: Uno de los primeros conciertos que me marcaron fue uno de Loquillo y Héroes del Silencio, porque me ayudaron a sentir la música de otra forma. A Leonard Cohen lo vi más mayor, pero menos mal que lo vi. Fue en Lisboa, en la gira de I’m your man, y fue el mejor concierto de mi vida.

P: ¿Y el mejor concierto de tu vida?
R: El de Galileo Galilei fue maravilloso. Recuerdo que le pedí al técnico antes del concierto que no quería efectos. Lo sentí muy de verdad, como si estuviese en el salón de casa, con una cercanía tremenda con el público, mucho respeto por su parte y mucha emoción.

P: ¿Planes futuros?
R: Este disco me está ofreciendo conciertos y puede que tenga más citas de lo que esperaba. No sé dónde me va a llevar.

El próximo 1 de julio ofrecerá un nuevo directo en el Café Berlín de Madrid, esta vez a solas, a la espera de nuevos compromisos ya en julio que se irán publicando en sus redes.