Marlango, es decir, Leonor Watling y Alejandro Pelayo, tiene nuevo disco. Bajo el título de Technicolor, recrean la magia del pasado, del cinematográfico y del musical, sin abandonar la osadía, pues prescinden del bajo en el disco y lo harán también en su próxima gira, como indican en esta charla con Apmusicales.
PREGUNTA: Han transcurrido 4 años desde vuestro anterior álbum de estudio, ¿por qué este largo lapso de tiempo?
RESPUESTA (Alejandro): Hemos tenido mucha suerte y no hemos parado de tocar. Cuando sacamos El porvenir, hicimos una primera vuelta de presentación y ya nos juntamos con material para el siguiente disco, pero nos propusieron hacer un concierto a piano y voz, algo a lo que siempre habíamos dicho que no, porque nos parecía muy exigente para nosotros y para el público.
RESPUESTA (Leonor): En realidad íbamos a hacer 4 o 5 conciertos antes de meternos de nuevo a componer, pero al final fueron 140.
RESPUESTA (Alejandro): Aquella primera noche lo pasamos como nunca, con la libertad de tocar cualquier cosa y hacer versiones de canciones que ni siquiera te sabes, con eso tan bonito de Mocedades de los «medleys» (risas). Fue como una noche de estar con amigos, pero con mucha gente.
P: ¿Cuándo supisteis entonces que era momento de empezar con el nuevo disco?
R (Leonor): Hay un momento en el que estás tocando en el que te das cuenta de que yo no tiene sentido de hacer esas canciones, que tienes ganas de otra cosa.
P: En El Porvenir (2014) Sebastian Krys aceleró vuestra tendencia a los medios tiempos, ¿qué ha pasado con Vincent Huma como productor?
R (Alejandro): Nos entregamos a Sebastian Krys cuando nos quiso sacar de nuestra zona de confort, de los ritmos de 6/8 y medios tiempos en los que estamos muy cómodos, porque es donde te lleva el piano. Con Huma hemos hecho lo contrario: ‘Si estás cómodo ahí, vamos a reforzarlo y darle el tiempo que necesite para que se vuelva un lugar conocido y decorarlo sin prisa.
P: ¿Cómo definiríais el resultado?
R (Alejandro): Es un disco muy raro del que nos sentimos muy orgullosos, precisamente porque vamos por ahí buscando siempre las flores más raras.
«Es un disco muy raro del que nos sentimos muy orgullosos, porque vamos por ahí buscando siempre las flores más raras»
P: Ante un disco tan teatral como este, ¿ha ayudado el bagaje como actriz de Leonor?
R (Leonor): Ayuda más a la letrista, porque le da distancia con los temas, que a la intérprete, algo que nunca dejas de ser, por cierto. En este aspecto, Huma me pidió mucho que no me preocupara tanto por dar la nota como por interpretar las canciones. De hecho, a veces no dar la nota es más bonito.
R (Alejandro): Frente a lo que la gente piensa, los rodajes de Leonor suelen ser nuestro mayor momento de explosión de canciones: por las esperas, por la sensación de absoluta inseguridad y nervios que lo acompaña. El actor nunca sabe lo que está haciendo cuando rueda, no es como el músico en el escenario, que es como un cocinero que puede ir probando el guiso a medida que lo hace y corregirlo.
P: ¿Tenéis claro cómo será la próxima gira?
R (Alejandro): La semana que viene iniciamos los ensayos y ahí tomaremos las decisiones. Hay que incorporar otras 10 o 15 canciones de los discos anteriores al repertorio, pero con esta formación tan rara, sin bajista. Será un reto.
«En nuestra próxima gira será un reto tocar el repertorio sin bajista»
P: Habéis probado formatos muy diferentes encima del escenario. ¿Para evitar el aburrimiento, quizás?
R (Leonor): Tocar es maravilloso. Cuando nos lo ofrecen, la respuesta suele ser sí casi siempre.
R (Alejandro): El formato pocas veces puedes decidirlo tú, porque tiene que ver con otros factores ajenos, como los espacios, pero estar en el escenario es tiempo que le robas a la muerte. No conozco a ningún músico que no quiera estar ahí. Es muy adictivo.
P: ¿Recordáis qué actuaciones en vivo os llevaron a soñar con estar encima de un escenario?
R (Leonor): Yo no tengo ninguno reseñable.
R (Alejandro): Yo sí tengo varios momentos clave. Uno de los primeros fue el directo de Radio Futura con el disco rojo de Escuela de Calor, con Los Ronaldos de teloneros en la plaza de toros de Santander. Antes había visto a un pianista de Belgrado que se llama Ivo Pogorelich, todo vestido de blanco, incluidos los botines, en el claustro de la catedral. Fue una cosa muy escandalosa para una ciudad como Santander en 1980, como ver a un punk. Las columnas de la catedral aún están temblando.
Marlango arrancará su nueva gira el 18 de octubre en Bilbao (Kafe Antzokia). Continuará el 23 de octubre en el Teatro Rialto de Madrid, el 25 en el Gran Teatro de Huelva y el 31 en el Teatro Principal de Zaragoza, antes de desplazarse a México y retomar sus conciertos nacionales en la sala Barts de Barcelona el 28 de noviembre.