«Quiero volver al silencio», argumenta Pablo Alborán a Apmusicales sobre las razones de la gira por teatros emblemáticos que realizará en 2022, un éxito en taquilla que ya está ampliando fechas y que llevará al malagueño por todo el país con un formato inédito en casi una década encumbrado como el artista de mayores ventas en España.
PREGUNTA: Vas a hacer en 2022 la gira que quizás habría sido más óptima por aforos para 2021. ¿Por qué ahora?
PABLO ALBORÁN: Es el momento de hacerlo profesionalmente. Me va a venir muy bien la esencia, no porque la haya perdido, sino porque el ritmo de las cosas es diferente y quiero volver al silencio, a estar en lugares muy especiales, con las mejores condiciones.
PREGUNTA: A medida que tu público creció, y con él los espacios donde tocabas, también tu música cambió para llenarlos con otros ecos, volúmenes y sonoridades. Aún así, los tramos acústicos servían para volver a los orígenes y disfrutar de tu fino hilo de voz, el fiato.
PABLO ALBORÁN: Sí, esas inflexiones que tienes cuando cantas ciertas canciones. Hay lugares donde se pierde por la acústica o por las dimensiones de todo lo que estás tocando. Hay cosas contra las que mi voz no puede combatir. Pero en el teatro lo que se ve es lo que hay.
PREGUNTA: ¿Y para qué más son buenos los teatros?
PABLO ALBORÁN: Para el silencio, como cuando se mantiene la nota de voz muy frágil y la orquesta se retira, para volver después. Para todo eso, los teatros son idóneos.
PREGUNTA: ¿Qué acompañamiento vas a llevar?
PABLO ALBORÁN: La primera parte voy a estar solo. Me senté al piano a repasar las canciones de cero y vi que se podría cubrir la mitad del concierto con un solo instrumento, ya fuese el piano o la guitarra.
PREGUNTA: ¿Y cómo será la segunda parte?
PABLO ALBORÁN: Tendré a mis músicos, a Lolo Álvarez y José Marín, que son guitarristas, y a Manu Reina, percusionista y batería. Cada uno con su pequeño mundo para reversionar las canciones, algunas que no he cantado nunca, otras que son las más importantes de mi repertorio y también me apetece estrenar cosas que no han sonado en ninguna parte.
PREGUNTA: ¿Te refieres a temas que tenías guardados en cajones?
PABLO ALBORÁN: Son canciones que estoy escribiendo ahora. Estoy convencido además de que esta gira me va a inspirar. Quiero que se viva de verdad todo ese proceso y presentarle al público esos esbozos, aunque luego igual no lo publico porque ni llego a terminar la canción.
«Creo que los lugares que han recibido a figuras como Bob Dylan guardan una energía»
PREGUNTA: ¿Ha sido fácil montar la gira en cuanto a recintos?
PABLO ALBORÁN: El cariño de todos los teatros de España ha sido brutal. Hemos tenido muchas opciones y disposición por parte también de los promotores.
PREGUNTA: ¿Te hace ilusión pasar por lugares tan emblemáticos como el Palau de la Música o el Auditorio Nacional?
PABLO ALBORÁN: Llevo muchos años queriendo ir al Auditorio. He visto conciertos en TV o en DVD, pero no había estado ni como público. Es un sitio espectacular, con una acústica inmejorable. Además sí creo que los lugares que han recibido a figuras como Bob Dylan guardan una energía y que, cuando tú vas a tocar allí, si dos días antes ha tocado alguien que lo ha llenado, se nota y pesa en el buen sentido.
PREGUNTA: Y la gira acaba en el Teatro Cervantes de Málaga, tu ciudad. ¿Lo hace más especial?
PABLO ALBORÁN: De momento esa es la última fecha, sí. Estoy muy emocionado porque ahí he vivido muchas cosas muy importantes como público. Por ejemplo, el primer y el segundo concierto a los que fui, con Dulce Pontes y Carlos Núñez.
PREGUNTA: ¿Cuál será tu principal reto en esta gira?
PABLO ALBORÁN: El afrontar estar solo. Cuando me planteé todo esto daba mucho respeto volver a eso. Aunque es cierto que lo que más disfruto en los conciertos es cuando estoy con mi piano, pero sí he tenido que construir todo un poco otra vez. O deconstruirlo, en cuanto a recordar que cuando compongo, lo hago a solas al piano.
«El balance de Vértigo ha sido agridulce: yo estaba viviendo algo bueno cuando el mundo estaba sufriendo»
PREGUNTA: ¿Te arrepientes de haber publicado Vértigo en ese momento de la pandemia?
PABLO ALBORÁN: Esas canciones tenían que salir entonces. No tendría sentido escribir Vértigo ahora y por eso salió cuando tenía que salir.
PREGUNTA: ¿Qué balance haces de su acogida y de la gira?
PABLO ALBORÁN: El balance ha sido agridulce, porque yo estaba viviendo algo bueno cuando el mundo estaba sufriendo. Tuve que darme cuenta de que no era mi culpa. Respecto a la gira, me hubiera gustado que la gira fuese más amplia, pero me he dado cuenta de que hay que aceptar que algunas cosas no volverán nunca y que hay que adaptarse, que en el fondo es como funciona la música ahora.
PREGUNTA: ¿Ves a la gente temorosa de regresar a los conciertos?
PABLO ALBORÁN: No, cuando todo se ha relajado se ha visto que la gente tiene ganas de vivir y de regalar música. Eso te quita todos los miedos. Ver que la gente apuesta por ti te hace volver a verle el sentido a esto.
PREGUNTA: Un deseo para 2022 que no sea que la gira vaya bien.
PABLO ALBORÁN: Salud obviamente, pero también humor, porque he notado que ya hay que tener cuidado con absolutamente todo. Lo que te hacía gracia ya no lo hace. Los españoles siempre hemos teniudo un humor característico y pienso que con humor las cosas se pasan mejor.
PREGUNTA: ¿Menos susceptibilidad?
PABLO ALBORÁN: Más sentido común, de poner las cosas en su sitio, como hemos hecho siempre.
PREGUNTA: ¿Y quizás nuevo disco para el año que viene?
PABLO ALBORÁN: No lo sé, pero sí que vendrán seguro nuevas canciones. En enero llegará una y a lo mejor más adelante otra. Ya veré el momento. Estoy escribiendo sin parar.
Pablo Alborán iniciará su gira el 26 de febrero en el Teatro Auditorio de Roquetas (Almería) y repetirá el día 27. En marzo estará los días 7 y 8 en el Palau de la Música de Barcelona, el 11 y 12 en el Palau de Les Arts de Valencia, el 19 y 20 en el FIBES de Sevilla, el 22 y 28 en el Auditorio Nacional de Madrid y el 23 en el Kursaal de San Sebastián. Seguirá girando por varias ciudades más y concluirá el 20 y 21 de junio en el Teatro Cervantes de Málaga.
