Mecano

Granada Experience: Rosa Lagarrigue, Sandra Rotondo y Chen Castaño

Que Mecano diera 30 conciertos en 31 días, que las discográficas pagaran a promotores y mánagers por organizar giras o que se metieran a 23.000 personas en Las Ventas (cuando hoy el aforo completísimo son 16.000 personas) era habitual en los años 80. «Hacíamos auténticas locuras», bromea Rosa Lagarrigue (RLM). «No sé cómo hemos sobrevivido».

Rosa Lagarrigue vendió RLM a Prisa Música y fundó Planet Events a finales de los años 90, y luego recuperó RLM y perdió Planet Events. En el marco de las jornadas profesionales de Granada Experience ha compartido junto con Sandra Rotondo (PRISA Música) y Chen Castaño (Planet Events) multitud de anécdotas y revelaciones de cómo era el día a día en la industria musical en las distintas décadas, desde los años 80 hasta hoy. Para Castaño, que empezó «muy jovencita en un mundo de hombres», Rotondo y Lagarrigue son de las personas en las que más confía de este sector: «Han sido y son unas compañeras de viaje de lujo».

Los años 80: los protagonistas son los A&R

Fue la época de Michael Jackson, Mecano, la movida madrileña y Los 40 principales. También fue la época en la que comenzaron los videoclips, los sponsors, SGAE… Las discográficas pagaban a los promotores y mánagers para que organizaran conciertos porque aquella era una estrategia de promoción para vender discos, los establecimientos que vendían las entradas (como El Corte Inglés) también les pagaban para que vendiesen allí porque les generaban tráfico, se organizaban conciertos de manera improvisada y sin infraestructura… «Era una industria poco organizada pero muy rentable«, explica Lagarrigue, que contó anécdotas sobre las ostentosas fiestas que se organizaban: «Había mucho dinero». Rotondo y Castaño añadieron que en los años 80 primaba el talento, de ahí que los A&R (cazatalentos) fueran prácticamente las personas más importantes de las discográficas. También eran imprescindibles los periodistas, que prescribían muchísimo y estaban en contacto directo con la industria discográfica. «Eso terminó pronto, desgraciadamente«, concluye Rotondo.

Los años 90: los protagonistas son los de marketing

Pasaron entonces a la época del pop español y latino, con el inicio de los festivales de música (citan al Doctor Music Fest como referente) y el fenómeno del ticketing (comenzó Caixa Catalunya, ya que eran los bancos quienes vendían las entradas). Aquí se profesionaliza el sector, lo que deriva en que la música y el talento pasa a un segundo plano. Ahora lo único que importa es vender y hacer negocio. Así, en las discográficas (había seis grandes compañías multinacionales) toman el relevo las personas del departamento de marketing, por lo que apenas interesa otra cuestión que no sean las acciones para promocionar a los artistas de su catálogo. Y lógicamente se hace mucho dinero porque el CD en los años 90 es una mina. Castaño reivindica El séptimo de caballería, que no funcionó en su momento pero no puede caer en el olvido porque fue el primer programa de televisión que retransmitió la música en directo. Rosa llegó a decir en la mesa redonda que fue «el mejor programa musical que ha tenido la televisión en España».

Los años 2000: los protagonistas son los financieros

Crisis. La música grabada ya no es lo que era. De hecho, el disco comienza a ser la excusa para poder hacer una gira porque ahora lo que el público quiere es el live. Por ello, los financieros llevan la voz cantante: «Recorta de aquí, añádele aquí, uy por ahí hay muchos gastos», ejemplifica Rotondo para explicar que el sector se tuvo que reinventar y buscar otros modelos de negocio. También son los años de la piratería, que tanto daño hizo por entonces y que ahora es casi lo de menos en la industria discográfica. ¿Y qué hay de los promotores? En 2005 aparece Live Nation tal y como la conocemos hoy, surgida de las fusiones de varias empresas, para luego fusionarse en 2009 con Ticketmaster. Los 2000 significaron además el boom de internet, el nacimiento de Spotify y de las primera plataformas de promoción digital. La primera importante fue MySpace, de la que salieron artistas como Porta. «En los 2000 tenemos a una Shakira, a un Maná, a un Juanes», explica Lagarrigue que en esta década se vivieron acontecimientos muy importantes para la industria musical.

Los años 2010: los protagonistas vuelven a ser los A&R

En la década en la que nos encontramos en la actualidad empiezan a salir los primeros artistas puramente digitales, como es el caso de Pablo Alborán, que según Lagarrigue fue el primer artista que tuvo éxito gracias a sus followers en redes sociales. Con lo bueno y con lo malo que eso conlleva. Explicaron en la charla que ahora un mánager se cuestiona mucho su criterio a la hora de escoger a los artistas que representa por culpa de la dictadura de los followers. «Si ves a alguien en un garito que te conmueve pero resulta que no tiene ningún seguidor en redes sociales, pues te lo piensas mucho». En cambio, «si otro que en directo no te dice nada pero ¿eh? que le siguen 700.000 personas. Claro, ¿ahí qué haces?». Con todo Lagarrigue defiende que ella cree en las canciones, y Rotondo y Castaño apoyan su postura, ya que para ellas conseguir nuevos talentos vuelve a ser la actividad más importante, igual que lo era en los 80. En los últimos años también se han consolidado las plataformas de streaming, las agencias de management 360 o los sellos independientes. Para finalizar el bloque, destaca Castaño que de un tiempo a esta parte las discográficas entraron en el live. «¡Es una invasión!», declara. «Estamos en mitad de un proceso de transformación en todos los sentidos», concluye Rotondo.

¿Y qué hay del futuro?

Aunque las ponentes bromean al decir que no tienen una bola de cristal, sí que se atreven a hacer unas pinceladas de qué creen que pasará en los próximos años. Y las tres quieren ser optimistas porque la industria se está recuperando. Añaden que, de la misma manera, los profesionales de la industria están volviendo a fijarse en los artistas y en su talento. Por otra parte, Rotondo explica que el futuro de las compañías de streaming va hacia el audio (es decir, creación de podcast propios) porque el audio tiene muchísimos menos derechos de autor que las escuchas habituales, por lo que es más rentable para estas empresas. Desde el punto de vista de la comunicación, Rotondo insiste en que los medios (en especial las radios) debemos convivir con plataformas como Spotify, por una parte porque en España sigue habiendo más viejos que jóvenes (y los viejos siguen escuchando la radio) y por otra parte porque el streaming ya hace el trabajo de prescribir y publicar las novedades, dando espacio a la radio para producir contenidos al ritmo que se merecen. «Hay espacio para todos», tanto para los periodistas como para los promotores, concluye. Según las tres ponentes, se consume más música que nunca y el público va a más conciertos que nunca. En cualquier caso, tal y como añadió Sandra Rotondo para APMusicales después de la conferencia, lo más importante para una empresa es el equipo que tenga, ya que son «las personas siempre las que marcan el factor diferencial».