Tengo el corazón roto. Ocho años, su primer concierto. Aquel debería haber sido su gran día. Aún la veo contando los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos… esperando con impaciencia y toda la ilusión del mundo que por fin su ídolo llegara a la ciudad.
Aquel concierto con sus padres y amigos sería el mejor regalo de su vida: «¿Cuánto falta? ¿Cuándo vamos? ¡Daros prisa que no podemos llegar tarde!». La imagino por la noche mirando emocionada el póster de su habitación, sin poder dormir por el entusiasmo, soñando con verla salir al escenario en directo, y tan cerca.
Ocho años. Su primer concierto, su artista preferida, su gran pasión. En su ciudad, rodeada de los suyos y de tantos otros fans que, como ella, fueron al concierto llenos de ilusión y de alegría. Considero esta masacre como un ataque a lo más sagrado: a la familia, a la libertad, al derecho a ser feliz y disfrutar en paz, a las ilusiones de tantas personas que iban a cumplir su sueño. No hay derecho. Es abominable truncar así la vida de gente inocente. Canallas, cobardes, nada justifica vuestro odio.
Ahora más que nunca, unámonos para que esto no vuelva a suceder nunca. ¡Jamás! Todos juntos contra el odio, nadie puede mirar a otro lado. Unidos. Esta niña y todos los que fueron masacrados junto a ella; todos los heridos cuyas vidas quedarán para siempre marcadas por la tragedia. Todos merecen un tributo. No conseguiréis que prevalezca el terror frente a la ilusión. Todos unidos. Nunca más.
Texto de Pino Sagliocco, promotor musical y presidente de Live Nation en España