37.000 asistentes de diversos países se unieron al público de Gipuzkoa para vibrar y saltar al ritmo del explosivo sonido de Rammstein. Inmersos en un espectáculo de fuego y luces, los asistentes se convirtieron en protagonistas de la impresionante actuación de la banda alemana.
Rammstein, la emblemática banda de metal industrial, ha reafirmado su estatus en la cima del espectáculo musical con una producción y una creatividad sin límites. Lejos quedan los tiempos en que se presentaban en recintos más modestos, como el velódromo de Anoeta o su primer concierto en el BEC, donde ya empezaban a destacar con montajes impresionantes y es que el pasado 5 de junio su espectáculo ha alcanzado nuevas cimas.
Más de 37.000 seguidores se congregaron en el estadio de Anoeta, preparado meticulosamente para celebrar el trigésimo aniversario de la banda y recibir la primera de sus dos actuaciones programadas en la península ibérica.
Con puntualidad germánica, Rammstein inició su show a la hora programada. Una cuenta regresiva, característica de sus presentaciones, culminó en una explosión que marcó el comienzo del concierto. Till Lindemann alzó los brazos al ritmo de «Links 2-3-4», con una combinación de potencia sonora y un escenario impresionante, detallado hasta el último milímetro, ofreciendo una experiencia absolutamente imborrable.
El público, ya entregado, fue transportado por un viaje musical que inició con dos clásicos: «Keine Lust» del álbum Reise, Reise y «Sehnsucht», conocidos por sus perturbadores efectos. El primer gran clímax de la noche llegó con «Asche zu Asche», un himno que ha sido fundamental desde el mítico Live Aus Berlin hace veinticinco años. La banda continuó con «Mein Herz Brennt», una interpretación que, entre fogonazos, unió a todos los presentes en una sola voz, creando uno de los momentos más memorables del evento.
Rammstein no solo ha mantenido su relevancia, sino que ha superado constantemente sus propios estándares, ofreciendo espectáculos que dejan una marca indeleble en todos los que tienen la fortuna de presenciarlos.