«La música que conecta con el pueblo hay que cuidarla»
Afirma Rozalén en una charla con Apmusicales tras lanzar Matriz, un disco de folclore con el que reivindica no solo la música de raíz, sino también esos festivales o eventos que vuelven la mirada a la España menos mediática sin cifras multitudinarias.
PREGUNTA: ¿Podemos calificar Matriz como un disco conceptual?
ROZALÉN: Sí, y lo es en muchas direcciones. Puede ser un viajazo y es raro que al menos uno o dos temas no te haga acordarte de los tuyos.
PREGUNTA: ¿Es entonces un álbum para escuchar entero en estos tiempos de sencillos?
ROZALÉN: Sí, porque hasta los interludios tienen mucho sentido, con esas chicharras que cantan más alto que yo, porque se grabaron en las tumbas de mi padre y de mis abuelos.
PREGUNTA: Lo has convertido en algo muy personal…
ROZALÉN: Están todos mis ancestros aquí y hay mucho duelo por todo lo que me ha pasado en estos dos años (el padre de la artista falleció recientemente)
PREGUNTA: ¿Por qué llenar el álbum de colaboraciones como las de Rodrigo Cuevas o Tanxugueiras?
ROZALÉN: Eso es el folclor. Además, cantar con artistas comprometidos con su tierra tenía mucho sentido.
PREGUNTA: ¿Cómo ha ido lo de cantar en otras lenguas del Estado?
ROZALÉN: Me aprueban la pronunciación (risas). El euskera es el que más me ha costado. No sabes la de consejos que he pedido, aunque la ts no me sale. Y me ha gustado mucho porque hay conceptos que existen en esas lenguas que no existen en castellano. Eso es riqueza.
PREGUNTA: De entre todas las colaboraciones, ¿alguna fue más especial?
ROZALÉN: ¡Soy tan fan de todos! Quizás cantar con Eliseo Parra, porque fue él además quien me pidió que colaborar en su disco y yo le pedí que me devolviera el favor.
PREGUNTA: Uno de los temas centrales es Amor del bo, junto a Silvia Pérez Cruz. ¿Cómo lo viviste?
ROZALÉN: Hubo algo muy mágico, empezando por la creación de la canción, que fue un regalo muy grande de Silvia. Me hizo una habanera en honor a mi padre y al suyo, que hacía ese tipo de canciones.
«Yo me siento una recién llegada»
PREGUNTA: Hay más temas que te atan a tu pasado, ¿no?
ROZALÉN: Sí, Si me quieres escribir, que la interpreto con la Ronda de Motilleja. Es una canción que cantaba mucho con mi padre y que nos recordaba al abuelo.
PREGUNTA: Entre los temas, hay una versión del chotis Pichi con una letra nueva. ¿Por qué?
ROZALÉN: La intención inicial era grabarlo tal cual, porque la cantaba así con mis abuelos. Pero al recopilar la letra, a la segunda frase dije: ¿Pero esto qué es? Pasa con otras tantas canciones, que las cantábamos desde niños sin darnos cuenta, eso que decía: Don Federico mató a su mujer, la hizo picadillo y la echó a la sartén. No podía grabar el Pichi, así que le pedí a Benjamín Prado que hiciera una contestación como la que hizo con Sabina.
PREGUNTA: El propósito inicial de este álbum era celebrar tus 10 años en el mercado discográfico. ¿Sientes que has creado tu hueco?
ROZALÉN: Yo sigo a chavalicas jóvenes y me siento como ellas, pero cuando las trato me dicen que no, que soy una consagrada. Aún así yo me siento una recién llegada frente a mis maestrazos, gente a la que admiro y que empezaron a darse a conocer a partir de los treinta y tantos.
PREGUNTA: ¿Lo mejor está por llegar?
ROZALÉN: Yo quiero pensar que mi mejor disco y mi mejor canción están por llegar, sí.
«Seguiremos peleando con mi festival, Leturalma»
PREGUNTA: ¿Por qué es tan breve la gira de Matriz?
ROZALÉN: En principio no se iba a hacer. Al final solo haremos cinco ciudades en diciembre y luego descansaré para empezar a componer para lo que venga y a digerir. Me sabe mal porque habrá gente que se quede sin verlo, pero será un regalo para los que podamos vivirlo.
PREGUNTA: Siempre existe la oportunidad de darle continuidad a Matriz y tener así repertorio para armar una gira por otros rincones…
ROZALÉN: Me gustaría. Igual de esta manera tengo otro concepto muy diferente de lo que vengo haciendo y serviría para cuidar los teatros y hacer giras de invierno. O festivales de folk como los que existen por Europa o Latinoamérica. Es una oportunidad.
PREGUNTA: ¿Te viene a la cabeza alguno de esos festivales conectados con el pueblo que merezca la pena ser reivindicado?
ROZALÉN: El Pirineos Sur, en el embalse de Lanuza (Huesca), porque estoy enamorada de esa zona. Me encantan los festivales pequeños como el Festivalino, que es el más pequeño del mundo, en Pescueza (Badajoz). Leturalma lo hicimos también con esa filosofía, aunque es verdad que se esté haciendo más grande, o lo que hace Rodrigo Cuevas en el pabellón en Piloña (Asturias). Y mira Sonorama, la parte de la plaza del Trigo. Estas cosas que conectan con el pueblo hay que cuidarlas.
PREGUNTA: ¿Y seguirás adelante con esa apuesta por la España vacía que es Leturalma?
ROZALÉN: Espero que sí. Me quita un poco la salud, pero ahí seguimos. Este año ha sido muy especial lo de volver al pueblo y ahí seguiremos peleando.