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¿Son rentables los conciertos de los artistas nacionales en Estados Unidos?

El pasado sábado Bad Gyal hizo sold out en Nueva York. Buena parte del público era americano. En unos días actuará en el festival estadounidense SXSW y Rosalía hará lo propio en Nueva York a finales de mes. La agencia de booking nacional de Live Nation Madrid ha anunciado dos nuevos fichajes de bandas jóvenes, Bifannah y Terry vs. Tori y ambas estarán presentando su trabajo como artistas oficiales del SXSW de Austin. Los beneficios de visitar América pueden parecer claros: prestigio y reputación, promoción, nuevos mercados y oportunidades… Pero, ¿qué hay de las desventajas? Hemos hablado con dos expertos en el tema, Jaume Colomer, cofundador de la IMB School, y Jose Torrabadella, mánager de artistas internacionales, para que nos expliquen qué supone realmente actuar en Estados Unidos para un artista nacional.

Para comenzar, el artista debe hacer un pequeño análisis e informarse de cómo están funcionando en Estados Unidos artistas parecidos en cuanto a género e idioma y ver si ya hay un circuito creado para ese género. Hacer el estudio es sencillo: basta con leer críticas de conciertos que artistas similares han dado allí y consultar cómo y a qué precios se han vendido esas entradas. En otras palabras, «analizar otros casos de éxito previos e intentar hacer una previsión adaptada a su caso».

Si el balance es positivo, Colomer y Torrabedella recomiendan cruzar el charco, «puesto que los consumidores de música en Estados Unidos están dispuestos a pagar mucho más dinero que en España (tanto para música grabada como para conciertos en vivo)». Explican que «en música grabada están dispuestos a gastar tres veces más que un español. En música en vivo no tenemos estadísticas, pero sabemos que los tickets medios para un concierto que en España se vendería a 20 euros, en Estados Unidos probablemente se vendería a 50 dólares». También tienen en cuenta que la población es mucho más grande, así que en EE.UU. pueden surgir oportunidades interesantes. «Es un mercado mucho más rentable que cualquier otro del mundo musical», concluyen.

De haber tomado la decisión de actuar en el país americano, lo ideal es aprovechar y concertar todas las citas posibles para aprovechar las oportunidades de negocio, así como valorar las posibilidades de hacer songwriting sessions o grabaciones con productores de allí; siempre y cuando se pase por ciudades con «industria musical sinérgica con la propuesta artística». Por ejemplo, numerosos artistas españoles aprovechan para hacer reuniones en Miami, que es donde está la mayor parte de la escena internacional latina.

La segunda situación ideal es conseguir entrar en un circuito. Afirman que Estados Unidos es un mercado muy estructurado y profesionalizado, por lo que ya cuenta con circuitos cerrados de algunos estilos o géneros. Es decir, con conciertos que se hacen siempre en unas mismas salas, con unos mismos promotores, y donde toda la logística ya está muy rodada. «Ahí los promotores pueden escalar costes en muchas ocasiones y conseguir que a los artistas les salgan rentables las giras», pero no es el único factor. También determinará la rentabilidad de la gira el equipo con el que se viaje (recomiendan ir con el mínimo indispensable para dar el mejor show posible) y hacer un «acto de humildad» (porque suele ocurrir que en su país el artista es una estrella acostumbrada a lujos, pero en EE.UU. pocas veces podrá mantener ese nivel de vida). Y en caso de que no haya un circuito creado, sería conveniente trazar un itinerario de forma eficiente para poder ahorrar también en gasolina y horas de carretera, preferiblemente con la ayuda de algún agente que domine el mercado americano o que tenga contactos dentro del género en el que se engloba el artista.

Una última recomendación: lo que siempre vale la pena según estos expertos es pensar a medio y largo plazo, ya que probablemente la inversión será mayor a los beneficios, pues depende de cómo se haya acordado entre el promotor y el agente que haya negociado esa contratación, hay casos en los que el promotor se encarga de cubrir los cargos de los visados, pero también hay casos en los que no. Colomer y Torrabedella explican que si es un único promotor el encargado de montar todo un circuito de conciertos en el país, es muy probable que sea él quien cubra los gastos de los visados. Pero si se hacen diferentes conciertos con diferentes promotores cada concierto, es muy probable sea el músico quien deba hacerse responsable. Insisten en la idea de pensar a medio y largo plazo porque quizá la primera gira no será rentable, pero la segunda o tercera puede que ya lo sean.