Tomas Fdo. Flores: «De Beyonce a Belako»

Por alguna razón innombrable, perviven los prejuicios en el mundo de la música española. Quizás por el esnobismo del negocio de la comunicación, o estás en un universo estético o estás en otro. La dureza sectaria se disfraza de supuesta autenticidad, y aquí nadie se mueve sin ser tachado de lo que sea, en tiempos en los que es tan fácil e inútil atizar. El proceso empezó alimentado por la tontería de los que se creen poseedores de la vedad y el buen gusto. En el reparto ridículo de unas pocas migajas, resulta más que estéril, enternecedor. El mundo nunca ha sido blanco y negro, y en el negocio de la música, tampoco.

Suena Beyonce en Radio 3 y los más ortodoxos de toda la vida resoplan perplejos. Disfrutamos después de Nacho Vegas y el descoloque produce pasmo. Qué va. La música es una expresión de creatividad mayúscula. Y Brian Eno, como los Pet Shop Boys, León Benavente y Belako nos emocionan con sus obras. Alteran nuestra visión del mundo, casi siempre para bien. Nos ayudan a sentir con más intensidad. Unos nos ponen a bailar, otros, melancólicos, algunos, hasta a pensar.

Los festivales, las salas y los palacios de deportes los llenan los artistas que suenan en Radio 3, Izal, Iván Ferreiro, Vetusta Morla, Love of Lesbian… Pero el público no va a recibir confirmación de sentirse a nada que no sea esa maravillosa liturgia que es la música. La música buena, con independencia de las etiquetas. De esas malditas etiquetas que parecen pesadas mochilas. De las que, por nuestro bien, deberíamos deshacernos. Y quedarnos con la música, la buena música, la creativa. Esa es la única denominación que sí interesa. Y la otra, que claro que la hay, y mucha, que solo sea ruido de fondo.

Tomas Fernando Flores

Director de Radio 3

Artículo publicado originalmente en el VIII Anuario de la Música en Vivo