Desde que hace seis años irrumpiera Spotify con su propuesta de stream a la carta, el consumo de música digital no ha vuelto a ser el mismo. Así como en los primeros años post-Napster la descarga parecía incontestable, en los últimos parece exactamente lo contrario, el modelo stream ha ganado la partida. No solo en aquellos países que por afinidad cultural creyeron en él desde el principio, sino también en aquellos en los que la descarga legal (Itunes) monopolizó el consumo de música digital.
Aunque el modelo stream, más o menos personalizado, hacía ya años que existía (en España la primera apuesta fue la del grupo Retevisión en el año 2000 con la web Ritmic), fue Spotify el primero que golpeó internacionalmente con su servicio totalmente a la carta que hoy utilizan alrededor de 50 millones de personas en todo el mundo, 12 de ellas en la modalidad de suscripción. Existen otras compañías que ofrecen servicios similares, pero Spotify no tiene hoy rival en el mercado de la música en stream.
Pero hace ya muchos años que la música dejó de ser solo audio, y por eso Youtube ha sido históricamente la plataforma de distribución de contenidos musicales más importante del mundo (alrededor de 440 millones de usuarios mensuales lo avalan). Es la única plataforma auténticamente global que cumple, además, la función de buscador y red social. Todo está en Youtube. Y si no está, no existe, especialmente para la generación de los Millenials.
El recién lanzamiento de Youtube Music Key supone que Spotify y Youtube entren, de hecho, en un combate global por liderar el consumo de música digital en la modalidad de suscripción. Las urgencias son distintas, porque si bien es cierto que para Spotify la modalidad gratuita (con sus playlists y su integración con aplicaciones y redes sociales) es únicamente un medio para seducir al usuario y conducirlo hacia la suscripción, para Youtube el modelo gratuito o publicitario es ya en sí mismo un negocio.
Más allá de que el acceso offline a los contenidos musicales sea también en formato audiovisual (solo para el audio ya ofrece también integrado en la suscripción el servicio Google Play Music), no se prevé que Youtube Music Key entre en una guerra de precios. No obstante Youtube tiene una ventaja que puede resultar crítica: quien no la quiere, la necesita. Y esto incumbe a usuarios y compañías, pero también a los artistas.